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jueves, 19 de febrero de 2015

Guerras de la Independencia

 



"Al Cabildo..." (22 de mayo de 1810)

 

Historia


La noticia de la caída de la Junta Central de Sevilla obliga al nuevo virrey, Baltasar Hidalgo de Cisneros, a convocar un Cabildo abierto para el 22 de mayo de 1810. Luego de acalorados debates y respaldados por las milicias criollas, se imponen aquellos que pretendían apartar al virrey del mando. En su lugar, el 25 de mayo de 1810 se forma una Junta de Gobierno, presidida por Cornelio Saavedra, el jefe de los Patricios. Se había producido la Revolución de Mayo.

Pieza de colección


Magnífico diorama construido en escala 1/32 (54 mm) por Miguel Escalante Galain: http://miguelesmodemil.blogspot.com.ar/

Representa una escena colonial previa a los sucesos de Mayo de 1810. En la típica casa colonial,  con puertas, ventanas, farolas y tejas de estilo español; construida en resina, podemos observar dos damas antiguas con niños en sus brazos y dos caballeros vistiendo ropas civiles con galera. En el interior, se aprecian un banco y un retrato de Fernando VII.

Completamos la escena con tres soldados del Regimiento de Patricios (serie toy) desfilando en la calle y un soldado del Regimiento de Morenos haciendo guardia en una esquina















También montamos la escena con un desfile de la banda de música del Regimiento de Patricios.














Banda Militar 'Tacuari' del Regimiento de Infantería 1 "Patricios".   
Presentación en el Show de música de las naciones de 2003 en Bremen, Alemania.
http://www.volksbund-bremen.de/musikschau/orchester_en.html

 





Comisario de Guerra (1810)


Historia


Los Reyes Católicos de España fueron los primeros en crear con carácter militar a los comisarios de guerra Controladores que con el respaldo de distintas ordenanzas llevaban a cabo el control de efectivos, requisiciones y provisión de víveres, vestuario, acopio en depósitos, pagos de sueldos, etc. El Virrey Cevallos nombra al primer Comisario de Guerra e Intendente del Ejército y la Real Hacienda a Manuel Fernández (1776-1778). Durante las invasiones inglesas Liniers designa comisario General de Víveres a Antonio Antonini, quién creó la primera ración de combate compuesta por onzas de carne, pan, ají, sal, azúcar, tabaco y yerba.

Habiendo renunciado al cargo de "Comisario de Guerra" de la expedición auxiliadora al Alto Perú don Juan Gil, nombrado el 14 de junio de 1810 por la Primera Junta de Gobierno, ésta designó el 19 en reemplazo del dimitente, a don Antonio del Pino, miembro de la plana mayor, quien tendría “intervención en la guarda y todo lo económico de víveres, municiones y aprestos”. Por tal causa se reconoce esa fecha como la de la creación de la Contaduría General del Ejército. El comandante de intendencia Del Pino se mostró escrupulosamente cumplidor de su delicado cargo, acompañando al ejército durante toda la campaña y manteniéndose en frecuente comunicación con la real hacienda de la capital.

Comisario de Guerra en 1812 (por Fernández Rivas).

Posteriormente, nuestro ilustre Comisario del Ejército Don Gregorio Lemos participó en la logística para el Cruce de los Andes, en la libertad a Chile y Perú. El Servicio de Intendencia continuó participando en su apoyo en las guerras contra el Imperio del Brasil, contra el Paraguay, Campaña al Desierto y Organización del País. Finalmente, en el año 1895 el Presidente Uriburu aprueba la ley 3305 (Ley de Intendencia militares de suministro para el Ejército y la Marina). El primer Director fue el Coronel Acosta y en 1897 se crea la Sastrería Militar. En 1916 se crea la Dirección General de Administración, hoy Contaduría General del Ejército.

En 1946 se crea la Dirección General de Intendencia para funciones logísticas y la DGA pasa a cumplir funciones contables. En 1960 se crea el Comando de Intendencia.

En 1991 se disuelven las Compañías de Intendencia. En 1992 se modifica el nombre de Comando por el de Dirección de Intendencia, que consta de cuatro Departamentos (Ab y Mant, Adm Fin, Insp y Téc), cuatro Div (Planes, Inf, As Jur DICCyL) y una Comisión (CRE).

Fuente: http://www.intendencia.ejercito.mil.ar/

Pieza de colección


La figura exhibida fue confeccionada en aleación metálica y en escala 1/32 (54 mm) por Miguel Escalante Galain: http://miguelesmodemil.blogspot.com.ar/











Patricios de Salta (1810)


Historia


Cuenta Bernardo Frías, que recién a mediados de junio de 1810, Salta se enteró de la Revolución del 25 de mayo de 1810, de la deposición del virrey don Baltasar Hidalgo de Cisneros y de la constitución de la Primera Junta de Gobierno, presidida por el general potosino Cornelio Judas Tadeo Saavedra y Rodríguez, tal era su nombre completo es decir un mes más tarde.

Parece ser que recién, entre el 12 y el 15 de junio habrían llegado las primeras noticias, que sin duda, conmovieron profundamente a todo el vecindario.

Salta desde el principio apoyó el movimiento revolucionario, y más tarde con el liderazgo de Martín Miguel de Güemes fue la única provincia que casi en soledad mantuvo el fuego de la Revolución.

Enterados de los acontecimientos de Mayo en Buenos Aires, se congregó el Cabildo el 18 de junio de 1810 para tomar conocimiento formal de la revolución comunicada por la Junta, a raíz de lo cual se llamó a Cabildo Abierto, para el día siguiente 19 de junio, a las ocho de la mañana, hora en que comenzó la asamblea deliberativa.

Patricio de Salta (por Francisco Fortuny).
Patricio de Salta (por Eleodoro Marenco).

Las máximas autoridades del Cabildo de Salta en ese año, eran Mateo Zorrilla, español natural de la ciudad de Burgos, que oficiaba de presidente; Antonino Cornejo, Francisco Boedo, que eran salteños; José de Perisena y Juan Antonio Murúa que al igual que Zorrilla eran españoles, más los salteños Calixto Gauna y Nicolás Arias Rengel; y Juan Esteban Tamayo, que era nacido en el Perú.

El gobernador interino que presidía la Asamblea era Nicolás Severo de Isasmendi, quien tenía una fuerte influencia política, dentro del sector realista, por sus pasadas victorias en las expediciones militares al Chaco y en la guerra contra los Calchaquíes, desde el inicio se opuso a la revolución, al igual que el anciano obispo español Nicolás Videla del Pino.

Pero un punto clave en la decisión de sostener el pronunciamiento fue el de Mateo Zorrilla, quien pese a ser español, decidió apoyar decididamente la Revolución de Mayo, más la decisión del coronel Antonino Cornejo, quien puso el regimiento a su mando en defensa de la causa de la patria.

A él se le sumaron los cabildantes Pedro Antonio Arias Velázquez, Mariano Boedo, quien habría de sobresalir en la declaración de la independencia, Pedro José Saravia, Santiago Saravia, Francisco de Gurruchaga, y por cierto don Calixto Gauna, quien se ofreció a llevar lo más rápido posible a Buenos Aires, la adhesión del cabildo de Salta.


Inmediatamente, se ordenó que comenzaran a formarse los primeros cuerpos militares de Salta en apoyo de la Revolución de Mayo y se les dio el nombre de Patricios de Salta, Patricios de Jujuy, Escuadrón de Decididos, Voluntarios del Regimiento de Caballería y Escuadrón de Partidarios, quedando al mando de Eustoquio Moldes, Pedro José Saravia, Lorenzo Mollinedo, Gerónimo López, Domingo Puch y Calixto Gauna.

Junto a ellos se formaron los primeros escuadrones de Gauchos de Salta y de Jujuy, y se fue gestando un cuerpo de elite, que más tarde a las órdenes de Martín Miguel de Güemes, se llamó Los Infernales.
El Regimiento de Patricios de Salta aparece mencionado en la "Memoria histórico-biográfica" de Reducindo Alvarado, al mencionarse los sucesos posteriores a la derrota de Huaqui en Salta:
"El coronel don Tomás Allende... creyendo necesaria una fuerza que cubriese el servicio de esta guarnición, organizó una compañía titulada Patricios de Salta en la que fui colocado de teniente primero... El servicio ordinario de dicha guarnición no me privaba de atender mis negocios comerciales y por eso acepté ese empelo. Pero vino el contraste de nuestras fuerzas en el Desaguadero, y mi compañía fue obligada a cubrir las avenidas para detener los dispersos del ejército y reunirlos en esta ciudad, como se verificó en el número de más de seiscientos hombres de diferentes armas" (cit en Güemes, Luis: "Güemes documentado", Ed. Plus Ultra, T. 1, pág. 317).

Fuente: http://www.poresascosas.com.ar/rinconcito-salteno/15-la-revolucin-de-mayo-en-salta.html

Pieza de colección


La figura exhibida fue construida en metal y en escala 1/32 (54 mm) por Miguel Escalante Galain: http://miguelesmodemil.blogspot.com.ar/










Patricios de Santiago del Estero (1810)


Historia


Siguiendo el ejemplo de Buenos Aires, quien fuera el cuerpo fundamental de los sucesos de Mayo de 1810, Santiago del Estero, decidió sostener estos ideales revolucionarios en la obra y acción de Juan Francisco Borges, quien respondió al pedido de la junta de Gobierno: “He dispuesto juntar 317 hombres escogidos en valor y conducta de los escuadrones reglados y milicias urbanas, que estarán pronto conmigo e inflados todos del más especial patriotismo”. Quedando así conformado el Regimiento de Patricios Santiagueños. 


Ese aporte fue el primero que recibieron las fuerzas nacionales, que más tarde imitarían otras provincias. De ahí que la adhesión santiagueña marque rumbos al país y no constituya un mero paso geográfico por su territorio sino un contundente respaldo a la Revolución de Mayo. Los Patricios Santiagueños adoptaron los colores que hoy son símbolo de la argentinidad y que Santiago del Estero ostentara orgullosamente en los días fundacionales. 

Sobre este cuerpo sostuvo Alén Lascano: 
“los rescatamos en la efusión que merecen nuestras fuerzas armadas provinciales, las que supieron mantener incólumes aquellos ideales de 1810, los que afloraron socialmente diez años más tarde para darnos la autonomía capaz de destacarnos en la configuración de provincias, como un estado erigido en custodia del ideal federal republicano, tan celosamente defendido por su fundador ilustre el Brigadier General Juan Felipe Ibarra, aquel que desde los Patricios del año X hasta su muerte, conservó esa tradición como la columna más fuerte de nuestra confederación. Santiago del Estero hace de ese rumbo su bandera, lo reafirma en la interioridad de su pueblo y lo muestra a todos en la exteriorización de su presencia”. 
Batallón de Patricios Santiagueños, año 2010.

El Batallón de Patricios Santiagueños participó activamente como Ejército Auxiliar del Perú; en las campañas libertadoras y posteriormente formaron parte de las milicias federales. Este batallón tan insigne resurgió en el año 2010, en el marco de los actos conmemorativos de la Autonomía Provincial.

"Los Patricios Santiagueños" (Chacarera). Intérprete: Martín Juárez.
Letra: Dalmiro Coronel Lugones Música: Freddy Paez.

Pieza de colección


Trompa del Batallón de Patricios Santiagueños confeccionado en aleación metálica y escala 1/32 (54 mm) por Juan Manuel Valea: https://www.facebook.com/modelismo.medida/











Milicia Patriótica de las Misiones (1810)


Historia



Fue creada por el General Manuel Belgrano durante su campaña al Paraguay en 1810. En su memorable “Reglamento dictado para el régimen Político, Administrativo y reforma de los Pueblos de Misiones”, del 30 de Diciembre de 1810, Belgrano dedicó 3 de sus artículos a la creación de esta Milicia:
“24.- Para disfrutar la seguridad del interior y del exterior se hace indispensable levantar un Cuerpo de Milicia que se titulará: “Milicia Patriótica de Misiones”, compuesto por nativos y españoles que vinieren a vivir siempre que su conducta los haga acreedor a tan alta distinción. En la inteligencia de que estos cargos tan honrosos, no se dan ya por favor, ni se prostituyen como lo hacían los déspotas del antiguo gobierno.
25.- Este cuerpo será una legión completa, de Infantería y Caballería, que irá deponiéndose por el Gobernador de los pueblos, igualmente que el Cuerpo de Artillería, con los conocimientos que se adquieran de la población y están obligados a servir en ella, según el arma que se los destine, desde los 18 a los 45 años, bien entendido que su objeto es defender a la Patria, la religión, sus propiedades, y se las ha de abonar diez pesos al mes, al soldado y en proporción a los cabos, sargentos y oficiales.
26.- Su uniforme para la Infantería será el de los Patricios de Buenos Aires. Sin más distinción que un escudo blanco en el brazo derecho con la inscripción que diga: “Milicia Patriótica de Misiones”. Y para la caballería el mismo con la distinción que llevarán casacas cortas”.
Es probable que esta Milicia desapareciera luego de la retirada de Belgrano del Litoral. Sin embargo, milicias similares continuaron existiendo en las provincias litoraleñas durante varios años.

En la actualidad, la Policía de la Provincia de Misiones es la heredera de las Milicias Patrióticas, conservando un Regimiento y una Banda de Música con el histórico uniforme.

Milicias Patrióticas y Banda de Música de la Policía de la Provincia de Misiones, 
en un acto conmemorativo del 9 de julio (2012).


Pieza de colección


La figura exhibida fue confeccionada en escala 1/32 (54 mm) por Miguel Escalante Galain: http://miguelesmodemil.blogspot.com.ar/








Tambor de Tacuarí (1811)


Historia


Nació en septiembre 1798 en el Yaguareté-Cora, actualmente conocido como Concepción, en la provincia de Corrientes siendo hijo de Antonio Ríos, un maestro rural. A pesar de la poca información que se tiene sobre Ríos, se conocen algunos datos gracias a la narración de Francisco Benítez, un cronista de Concepción, en su libro Homenaje justiciero, la estatua al Tambor del Tacuarí que publicó en 1930

A fines de 1810 pasó por allí Manuel Belgrano con su reducido ejército, rumbo al Paraguay. Según Francisco Atenodoro Benítez, citado por Enrique Mario Mayochi, Belgrano con alguno de sus oficiales se dirigió al oratorio para rezar ante la imagen de San Francisco de Asís, patrono del poblado. Al salir de la capilla para visitar la escuelita local, fue rodeado por varios paisanos que le pidieron los incorporase al ejército. Entre ellos estaba el niño Pedro Ríos, por entonces de doce años, quien insistía en que Belgrano lo incorporase a su tropa.

Aunque sus datos son muy pocos y difusos, la referencia a su edad se desprende de los escritos de un oficial del ejército belgraniano, el general Celestino Vidal, quien había tenido más contactos con Pedro Ríos, el cual le habría manifestado, en el mes de noviembre de 1810, cuando el ejército había pasado por Yaguareté Corá, que había cumplido doce años un par de meses antes. Esa es la única referencia de los historiadores que han estudiado este tema para ubicar su nacimiento en septiembre de 1798.

No podemos negar que hay autores que descreen de que Pedro Ríos haya participado del ejército del general Manuel Belgrano; es más, algunos ni siquiera admiten su existencia, considerándolo sólo un eslabón de la rica historia de mitos y leyendas de nuestra historia patria.

Tambor de Tacuarí (escultura de Luis Perlotti).
Abad de Santillán, Diego: "Gran Enciclopedia Argentina", Ed. ,Ediar, Bs. As., 1966.

Narra don Francisco Benítez, cronista de Concepción, en su libro Homenaje justiciero, "La estatua al Tambor de Tacuarí", editado en 1930, que el ejército belgraniano había ingresado a Yaguareté Corá en la mañana del 26 de noviembre de 1810. Su primera actividad en el pueblo fue la de ir a rezar a la capilla junto a su plana mayor. 

Al retirarse de ese oratorio para ir a visitar la escuela del pueblo, se encontró en el atrio con algunos paisanos, quienes le solicitaron incorporarse a las filas del ejército patriota, encontrándose entre ellos Pedro Ríos, quien pedía insistentemente entrar al ejército. 

Este historiador incluso transcribe una conversación mantenida por Belgrano con el padre de Pedro Ríos, don Antonio Ríos, transmitida durante generaciones, quien le habría indicado que: "No sólo doy mi consentimiento, sino también ruego que lo acepte, porque yo, con mis 65 años de existencia, soy un hombre anciano y la entrega de mi hijo es la única ofrenda que puedo hacer a la Patria”. Aparentemente fue el propio Comandante Celestino Vidal, muy limitado en su vista por una vieja ceguera quien lo convenció a Belgrano para que Pedro pudiera servirle de lazarillo en la Campaña Libertadora del Paraguay. Así fue como el niño fue incorporado al Ejército Patriota, según el cronista mencionado.

La incorporación de muchachos y aun niños como tambores y pífanos era común en los ejércitos de la época, así como el ingreso de muchachitos como grumetes en los buques de guerra o mercantes. Gesualdo cita un decreto de la Comandancia General de Armas de 1814, por el cual se disponía que la policía recogiera a los muchachos que vagaban por las calles para que reemplazaran la falta de músicos en los regimientos recientemente formados. Ya en las invasiones inglesas los niños fueron regimentados, y muchos de ellos fueron tambores. En 1851, por un decreto de Rosas, los niños de 12 años eran incorporados como tambores al ejército. 

El 19 de diciembre el ejército belgraniano cruza el río Paraná hacia territorio paraguayo por Candelaria. El bautismo de fuego de Pedro fue el 19 de enero de 1811, a orillas del Yuquerí, primer ataque de las fuerzas patriotas contra una guardia paraguaya, que desembocó luego en la batalla de Paraguarí, donde Belgrano sufrió su primera derrota.

Tamborcito de Tacuarí (antiguo cuaderno).

Libro de Lectura de 3º grado, Fundación Eva Perón, 1º edición, 1953.

En esa ocasión, Pedro Ríos tuvo la misión junto a 70 soldados y 14 peones de fortificar las carretas del parque de armas, como así también el hospital de campaña. Derrotado Belgrano, se retiró hacia el río Tacuarí, pero 120 de sus hombres habían quedado encerrados, a merced del enemigo en la capilla de Paraguarí, lo que llevó al prócer dictar la orden de reunión para auxiliarlos. Allí, siempre según la historia oral, se produce el bautismo de Pedro Ríos como tambor, batiendo el parche para informar de la orden del prócer. El tambor titular ocupaba funciones de soldado en reemplazo de los que estaban en el oratorio.

En la batalla de Tacuarí, que tuvo lugar el 9 de marzo de 1811, se destacó la figura de Pedro Ríos en sus dos funciones, de guía del comandante Celestino Vidal y también batiendo los parches de su tambor. Belgrano, con 250 hombres, debió enfrentar a 2.000. Siete horas duraron las acciones. En cumplimiento de esas funciones en pleno desarrollo de las operaciones bélicas, fue alcanzado por dos proyectiles de fusil en el pecho, cayendo herido de gravedad y falleciendo minutos después, con heroísmo en el campo de batalla. El general Celestino Vidal decía hacia el final de su vida: “Lo recuerdo y me estremezco. Me parece estar viéndolo impasible avanzar a mi lado. Yo lo he visto caer y abandoné la lucha para socorrerlo. Murió de dos disparos en el pecho. Estoy seguro de que su muerte fue mi salvación, porque al detenerme, no caí como cayeron casi todos los del ala donde estábamos nosotros”.

Años después cuando Manuel Belgrano era conducido enfermo desde Tucumán a Buenos Aires, en un descanso en tierra cordobesa, recordó con mucho orgullo el rol del niño Pedro Ríos en el combate de Tacuarí. Entonces lo comparó con las niñas de Ayohúma como los recuerdos más fuertes y emotivos de su vida militar, puesto que estos niños en circunstancias adversas no claudicaron.

En el centro de la Plaza 25 de Mayo de Concepción se encuentra emplazada una estatua del Niño Héroe, el Tambor de Tacuarí, Pedro Ríos. Esta estatua fue inaugurada en el año 1929, durante la gobernación del doctor Benjamín González. La estatua es una réplica de la existente en el Colegio Militar de la Nación, obra del escultor Luis Perlotti, y fue fundida en el Arsenal de Guerra. Está montada sobre un pedestal de mampostería y tiene una placa homenaje del Círculo Militar, con la siguiente inscripción: "El Círculo Militar al Tambor Pedro Ríos, Muerto en el Combate de Tacuarí - 9 de marzo de 1811”.

Pedro Ríos, el Tambor de Tacuarí (estatua en Concepción).

También en La Plata, en la plaza Máximo Paz, existe un monumento a este verdadero mártir inocente de la Campaña al Paraguay.

Tambor de Tacuarí (Plaza Máximo Paz, La Plata).
Tambor de Tacuarí (Plaza Máximo Paz, La Plata).

Una importante avenida de la Ciudad de Posadas, Misiones, fue bautizada Avenida Tambor de Tacuarí, en su honor.

El tambor de Tacuarí no fue una leyenda sino una realidad. El niño-héroe debería ser recordado cada año en las escuelas, como dispuso el Consejo Nacional de Educación en 1912.

La Ley de la provincia de Corrientes Nº 5988, que establece el año 2011 como el Año del Tambor de Tacuarí y el 9 de marzo como Día del Niño Correntino. LA REIVINDICACION PROVINCIAL DE Pedro Ríos, de 12 años, el Tambor de Tacuarí, símbolo del heroísmo de la niñez en las gestas de la Patria.

Tambor de Tacuarí.


Mitre fue el primero que divulgó esta tradición. En su Historia de Belgrano y de la Independencia Argentina, editada por primera vez en 1857, unas escuetas líneas relatan el episodio: 
“La infantería, formada en pelotones de ala, marchaba gallardamente con las armas a discreción, al son de paso de ataque que batía con vigor un tamborcillo de doce años que era, al mismo tiempo, el lazarillo del comandante Vidal, que apenas veía: pues hasta los niños y los ciegos fueron héroes en aquella jornada”.
En ningún párrafo Mitre refiere su muerte en acción.

También artistas plásticos y poetas argentinos se han inspirado en "El Tambor de Tacuarí", para perpetuarlo en la escultura, el cuadro, el poema; y cabe destacar la famosa composición de Rafael Obligado, segunda persona en ocuparse del Tambor de Tacuarí, en uno de los poemas más difundidos en la Argentina.

Según cita en la revista Todo es Historia (Nº 368, págs. 20-28), Ernesto Micheo Quiroga describe: “Obligado era muy amigo de don Carlos Miguel Vega Belgrano, con quien se carteaba. Este señor era nieto del prócer, por lo que es posible que el poeta oyera de sus labios esta tradición". Obligado, y especialmente Mitre, conocieron a muchos guerreros de la Independencia; alternaron con ellos y escucharon de sus labios, o de los de sus familiares, numerosos episodios históricos. Mitre, al referirse a Falucho, dejó constancia que conoció cómo murió, gracias a un relato escrito y a varios orales, por lo que se debe aceptar que escuchó de alguien lo ocurrido en Tacuarí.

Además, Obligado recorrió el país con el fin de recoger cuentos, leyendas y tradiciones para usar como temas en sus poesías. Estuvo en Corrientes en 1897, y con motivo de ese viaje escribió "A Corrientes". 

El poema "El Tambor de Tacuarí" está fechada en 1909. Tampoco en él se refiere la muerte del niño soldado.

El Tambor de Tacuarí

Es un grupo de argentinos
el que marcha a combatir;
es la Patria quien los mueve
y es Belgrano su adalid.
Con la bala y con la idea
traen de Mayo el boletín;
y las selvas paraguayas
van abriendo al porvenir,
mientras juega con sus chismes
el Tambor de Tacuarí.

Rompe el aire una descarga,
el cañón entra a crujir,
y un vibrante son de ataque
los empuja hacia la lid.
Bate el parche un pequeñuelo
que da saltos de arlequín,
que se ríe a carcajadas
si revienta algún fusil,
porque es niño como todos
el Tambor de Tacuarí.

Es horrible aquel encuentro:
cien luchando contra mil;
un pujante remolino
de humo y llamas truena allí.
Ya no ríe el pequeñuelo:
suelta un terno varonil,
echa su alma sobre el parche
y en redobles le hace hervir:
que es muñeca la muñeca
del Tambor de Tacuarí.

-¡Libertad! ¡Independencia!
parecía repetir
a los héroes de dos pueblos,
que entendiéndose por fin,
se abrazaron como hermanos;
y se cuenta que de allí.
Por América cundieron,
Hasta en Maipo, hasta en Junín,
Los redobles inmortales
Del Tambor de Tacuarí.

(poema de Rafael Obligado).

El parte elevado por Belgrano dice textualmente: “sólo cuento once muertos y doce heridos”. En el mismo no hay referencia al acto heroico del Tamborcito, pero cabe admitir que Belgrano no debió de informarlo a la Junta por considerarlo, quizá, uno de los tantos héroes de esa memorable jornada.

Tambor de Tacuarí (dibujo de la década de 1920).

La primera referencia escrita que se encontró sobre la muerte del niño está datada el 9 de julio de 1924. Ese día, el historiador Gómez, en su discurso pronunciado en la plaza 25 de Mayo de Corrientes, dijo: “ ... cuando Belgrano cruzó la provincia (... ) en su marcha hacia el norte, cruzó el pueblo de Concepción, se enroló un niño, sereno como nuestro cielo y fervoroso en sus pasiones como la roja flor de los ceibales. Su nombre se ha perdido en el horror de la tragedia para inmortalizarse por el poeta, como el "Tambor de Tacuary" y su figura surge en el recuerdo entre el hierro del coraje y la metralla ( ... ), sino el redoblado jadeante y épico del heroico tamborcillo, recostado en la cureña doblada de un cañón, en el repecho ardiente de la colina, su ropa en harapos flamea como una bandera, su pecho abierto, sus cabellos revueltos por el beso de la gloria, su rostro jubiloso de heroísmo, ponen en la tarde la nota más grande del heroísmo. Y es recién cuando la metralla enemiga quiebra su vida como un lirio y cesa el redoblado estupendo de los parches ..." . Curiosamente, en el tratado de historia de su provincia natal no menciona el episodio, a pesar de que su obra se publicó cuatro años después de que el mismo Gómez gestionara el emplazamiento de un monumento al niño héroe en 1929.

La segunda mención que se encontró sobre la muerte del niño está fechada en 1929, y pertenece a Francisco Atenodoro Benitez. Dice textualmente: “El Tambor de Tacuarí redoblaba sin cesar el paso de ataque que le habían ordenado sus superiores, hasta que cayó en el puesto de honor y sacrificios...”

Posiblemente todas las referencias posteriores estén basadas directa o indirectamente en las afirmaciones de Gómez y Benitez.

"Guapo Cunumí". Homenaje al Tambor de Tacuarí por Los de Imaguaré.

Algunas opiniones tienen la impresión de que una mala interpretación de algunos versos de la poesía de Obligado contribuyeron a la leyenda de su muerte en acción. Se basan para decir esto en la explicación que le daban sus maestros a algunas estrofas. Decían que el niño había dejado de reír porque había sido herido; y que la frase “echa su alma sobre el parche” significaba que había expirado porque su espíritu se había separado de su cuerpito. Como bien se puede apreciar, la lectura de esas líneas indican algo completamente distinto: “ya no ríe, porque ve a sus compañeros caer muertos o heridos o, simplemente, porque está impresionado por el fragor de la batalla, pero el niño se sobrepone al temor o a la tristeza, y bate el parche con tal energía que lo lace hervir. Solamente las últimas estrofas podrían interpretarse forzadamente como indicando su muerte: "Y se cuenta que de allí por América cundieron hasta en Maipó, hasta en Junín los redobles inmortales del Tambor de Tacuarí".

La información existente sobre el Tamborcito de Tacuarí proviene aparentemente de una tradición oral. No debe haber dudas sobre la presencia del niño en el combate. Surge de Mitre y Obligado, personas que recibieron información directa de guerreros de a independencia o de sus familiares. Su presunto deceso surge de una fuerte tradición correntina; es perfectamente lógico admitir que si un niño se encuentra en medio de un combate pueda caer herido de muerte por una bala.

Recientemente han aparecido algunos libros que analizan y documentan esta bella tradición oral. El libro de Carlos Hermann Guttner "Pedrito Ríos. El Tamborcito de Tacuarí" fue presentado en la Feria del Libro 2014.  Y en 2011, para el bicentenario de la batalla de Tacuarí, había sido presentado "El General Ilustrado y el Niño Héroe” del doctor Cesar Héctor Zarrabeitia.


Pieza de colección


La figura exhibida del Tambor de Tacuarí fue confeccionado en aleación metálica y escala 1/32 (54 mm) por Miguel Escalante Galain: http://miguelesmodemil.blogspot.com.ar/













Regimiento de Infantería Nº 1 "Patricios" (1811)



Historia


El 29 de mayo, sólo 4 días después de asumir el gobierno, la Primera Junta dispuso la creación, en base a los batallones de milicias existentes en Buenos Aires, de los primeros regimientos de infantería de línea, a la vez que anunciaba la futura formación de cuerpos de otras armas. Fue allí que nació oficialmente el Ejército Argentino, a partir de su embrión principal: la Legión Patricia.
"Los Batallones Militares existentes se elevarán a regimiento con la fuerza efectiva de 1116 plazas, reservado la Junta proveer separadamente sobre el arreglo de la caballería y artillería volante" (Decreto de la Primera Junta del 29 de mayo de 1810).
De esta forma, entre los regimientos creados el 29 de mayo, se hallaban:
  • Regimiento N° 1 de Infantería: se formó en base al Batallón N° 1 de Patricios.
  • Regimiento N° 2 de Infantería: se formó en base al Batallón N° 2 de Patricios.
El 8 de junio de 1810, la Junta dispuso por decreto que las compañías de "indios, pardos y morenos" que formaban el Batallón de Castas, se integrasen a los regimientos N° 2 y 3 bajo sus mismos oficiales.

Después de mayo, los efectivos de los regimientos 1 y 2 integraron las expediciones enviadas por Buenos Aires al interior del extenso territorio del ex virreinato para consolidar la libertad proclamada en la ciudad capital, batiéndose en el Alto Perú, en el Paraguay y en la Banda Oriental.

Uniforme y armamento del Regimiento Nº 1 de Patricios.

El 6 de julio de 1810 partió lo que luego sería el Ejército del Norte al mando del coronel Francisco Ortiz de Ocampo, llevando entre sus filas una compañía del Regimiento N° 1 y una compañía del Regimiento N° 2. El 3 de noviembre, la Junta creó el Regimiento N° 6 de Infantería en el norte argentino, sobre la base de los elementos de infantería llevados desde Buenos Aires (entre ellos, las dos compañías de patricios) y contingentes de Tucumán y Santiago del Estero.

Desde septiembre de 1810, fracciones de los regimientos N° 1 y N° 2 integraron la Expedición de Belgrano al Paraguay, participando en las acciones de Campichuelo Paraguarí y Tacuarí.

Desde marzo de 1811, fracciones de los regimientos de infantería N° 1 y 2 integraron la División de Vanguardia durante la primera de las Expediciones Libertadoras a la Banda Oriental. Tuvieron destacada actuación en el sitio de Montevideo, contra el virrey Francisco Javier de Elío.

El uniforme del Regimiento Nº 1 de Infantería se convirtió en el uniforme general de la Infantería en el período 1810-1812. Existen varias láminas que presentan algunas variantes.

Uniforme general de Infantería 1810-1812 (Guillermo Roux)
Granadero Regimiento Nº 1 de Infantería.
Uniforme de Gala (Fernández Rivas).

Soldado del Regimiento Nª 1 de Infantería.
Es la imagen más similar a las piezas exhibidas.

Descripción del uniforme tomada del canal de YouTube "Regimientos de América".

Piezas de colección


Las figuras exhibidas fueron confeccionadas en aleación metálica y escala 1/32 (54 mm) por Miguel Escalante Galain: http://miguelesmodemil.blogspot.com.ar/















General Manuel Belgrano




La figura multifacética del General Manuel Belgrano se encuentra profundamente ligada a la creación de la bandera nacional.

El 13 de febrero de 1812, Manuel Belgrano propuso al Gobierno la creación de una "escarapela nacional", en vista de que los cuerpos del Ejército usaban distintivos diversos.

El 18 de febrero del mismo año, el Triunvirato aprobó el uso de la escarapela blanca y celeste, decretando: "Sea la escarapela nacional de las Provincias Unidas del Río de la Plata, de color blanco y azul celeste..."

Entusiasmado con la aprobación de la escarapela, el 27 de febrero Belgrano diseñó una bandera con los mismos colores, enarbolándola por primera vez en Rosario, a orillas del río Paraná. Allí, en las baterías "Libertad" e "Independencia" la hizo jurar a sus soldados. Luego, mandó una carta al Gobierno comunicando el hecho. Este mismo día, el Triunvirato le ordenó hacerse cargo del Ejército del Norte, desmoralizado después de la derrota de Huaqui.
"Excmo. Señor:
En este momento que son las 6 y 1/2 de la tarde se ha hecho la salva en la Batería de la Independencia, y queda con la dotación competente para los tres cañones que se han colocado, las municiones y la guarnición.
He dispuesto para entusiasmar a las tropas, y estos habitantes, que se formasen todas aquellas, y les hablé en los términos de la copia que acompaño.
Siendo preciso enarbolar Bandera, y no teniéndola la mandé hacer blanca y celeste conforme a los colores de la escarapela nacional: espero que sea de la aprobación de V. E.
Dios guarde a V. E. Muchos años,
Rosario 27 de Febrero de 1812".
(Carta de Belgrano al Gobierno Superior de las Provincias del Río de la Plata).
Oficio de Manuel Belgrano al gobierno de Buenos Aires,
comunicándole que " siendo preciso enarbolar bandera",
la ha mandado "hacer blanca y celeste conforme 

a los colores de la escarapela nacional".
 Rosario, 27 de febrero de 1812.
AGN. Documentos Escritos. Sala X-44-8-29
Primer izamiento de la Bandera, por Rafael del Villar (1873-1952)
Primer izamiento de la Bandera en las barrancas del Paraná.

El 3 de marzo, el Triunvirato contestó la carta de Belgrano, ordenándole que disimulara y ocultara la nueva bandera y que, en su lugar, pusiese la que se usaba entonces en la Capital. La orden se debió a la preocupación por la política con el exterior. Pero, cuando la orden salía de Buenos Aires, Belgrano ya marchaba hacia el norte y, por esta razón, no se enteró del rotundo rechazo del Gobierno a la nueva bandera.
"La situación presente, como el orden y consecuencia de principios a que estamos ligados, exige por nuestra parte en materias de la primera entidad del Estado que nos conduzcamos con la mayor circunspección y medida; por esto la demostración con que Vuestra Señoría inflamó a las tropas de su mando enarbolando la bandera blanca y celeste, es a los ojos de este gobierno de una influencia capaz de destruir los fundamentos con que se justifican nuestras operaciones y las protestas que hemos anunciado con tanta repetición, y que en nuestras comunicaciones exteriores constituyen las principales máximas políticas que hemos adoptado. Con presencia de esto y de todo lo demás que se tiene presente en este grave asunto, ha dispuesto este gobierno, que sujetando Vuestra Señoría sus conceptos a las miras que reglan determinaciones con que él se conduce, haga pasar como un rasgo de entusiasmo el enarbolamiento de la bandera blanca y celeste, ocultándola disimuladamente y sustituyéndola con la que se le envía, que es la que hasta ahora se usa en esta fortaleza y que hace el centro del Estado; procurando en adelante no prevenir las deliberaciones del gobierno en materia de tanta importancia..."
(Oficio del Gobierno al General Belgrano).
El 25 de mayo de 1812, al frente del Ejército del Norte, el entonces General en jefe Manuel Belgrano movilizó sus tropas hacia Humahuaca. En San Salvador de Jujuy, enarboló al ejército de su mando la bandera en los balcones del Ayuntamiento, en vez del estandarte real de costumbre que presidía las festividades públicas. Allí, la bandera argentina fue bendecida por primera vez.

Bendición de la bandera nacional por el canónigo Juan Ignacio Gorriti
sostenida por Manuel Belgrano en la Catedral de San Salvador de Jujuy.


Bendición de la bandera en San Salvador de Jujuy.
("Bajo el signo de la Patria", Dir.: René Mugica, 1971).

El 27 de junio, el Triunvirato ordenó nuevamente a M. Belgrano que guardara la bandera y le recriminó su desobediencia.

Finalmente, el 18 de julio, el General contestó que así lo haría, diciendo a los soldados que se guardaría la enseña para el día de una gran victoria.

Belgrano ordena guardar la bandera "para el día de la victoria".
"Belgrano", 2010, Dir.:  Sebastián Pivotto.

Belgrano y la bandera, imágenes similares a la figura de colección.

Pieza de colección 1


La figura exhibida, confeccionada en escala 1/24 (74 mm) sobre matriz de Roume, nos presenta una imagen típica del General Belgrano en la iconografía: montado, de uniforme y portando la bandera nacional.








Pieza de colección 2


General Manuel Belgrano a pie, figura confeccionada en aleación metálica y escala 1/32 (54 mm) por Juan Manuel Valea: https://www.facebook.com/modelismo.medida/?fref=ts

Está claramente inspirada en la imagen de la portada del libro de Felipe Pigna, con un Belgrano con la chaqueta sobre sus hombros.




 

Pieza de colección 3


General Manuel Belgrano a pie, figura confeccionada en aleación metálica y escala 1/32 (54 mm) por Osvaldo Verón: http://www.msminiaturas.com.ar/

Lleva chaqueta verde, igual a la que luce Pablo Rago en la película "Belgrano" (2010).




Pablo Rago como Manuel Belgrano.

Pieza de colección 4


General Manuel Belgrano a pie, figura confeccionada en aleación metálica y escala 1/32 (54 mm) por Miguel Escalante Galain: http://miguelesmodemil.blogspot.com.ar/











Cazadores de Dorrego (Batalla de Salta)

 

Historia


En la entrada sobre la Invasiones Inglesas analizamos al cuerpo de Cazadores Correntinos, a donde remitimos por brevedad.

Ya emancipados de España y en plena organización de las Primeras Milicias Argentinas, se modifica la estructura de los batallones de infantería, agregándosele una subunidad de cazadores. Dentro de esta nueva organización, las compañías de infantería combatían en filas cerradas, mientras que las compañías de cazadores lo hacían en filas abiertas y por parejas. La selección para formar parte de estas subunidades se hacía con los soldados de mayor agilidad, en su combate y destreza en el tiro y tenían como misión adelantarse en los reconocimientos, proteger marchas y retiradas, y ejecutar acciones de guerrilla mediante combates de encuentro contra las avanzadas enemigas y la retaguardia, donde llevaban sus bagajes. 

En este período de la historia nacional, se envió el primer elemento de Cazadores de Monte. Este fue integrado por indios guaraníes y milicianos criollos al mando de Andresito Guacurarí, con la intención de defender el territorio de las invasiones portuguesas que se sucedieron entre 1816 y 1819. 

Así se continuó formando nuevos batallones de cazadores hasta finalizada la guerra de la Triple Alianza en 1870. Luego de la guerra se comenzó a desactivar estas unidades reemplazándolas por unidades de caballería ligera que pasaron a realizar las tareas de reconocimiento y exploración, desapareciendo por completo.

Producida la Revolución de Mayo, Dorrego retornó de Santiago de Chile (donde estudiaba Derecho) en 1811, cruzando los Andes con tres contingentes de 300 hombres por vez. En los años siguientes, fue coronel del ejército del Alto Perú, bajo las órdenes de Manuel Belgrano. Por su valiente actuación en la batalla de Tucumán, donde comandó el batallón de Reserva, Dorrego fue puesto al mando del Batallón de Cazadores la tropa de elite donde nuevamente se destacó en la victoria de la batalla de Salta, hecho fundamental para consolidar el poder del Triunvirato.

Belgrano ordena a Dorrego crear el cuerpo de Cazadores.
("Bajo el signo de la Patria", Dir.: René Mugica, 1971).

Enseguida, fue sancionado por su constante indiciplina. Quedó confinado en Jujuy, mientras ocurrían los desastres de Vilcapugio y Ayohuma, derrotas que, quizás, no se habrían producido si Dorrego hubiera estado al mando de los Cazadores.

 Oficial de Cazadores, por  Rodolfo Ramos.
Acuarela sobre cartón, 41 x 34 cm., año 1995.

El batallón de "Cazadores del Perú", primer cuerpo en su tipo, fue creado por el General Manuel Belgrano en 1812, como parte de las reorganización de las milicias del Ejército del Norte. Se organizó en 6 compañías armados con carabinas y fusiles rayados. Su primer jefe fue Carlos Forest.

Luego de la victoria de Tucumán, Belgrano recibió refuerzos de Buenos Aires y volvió a reorganizar su Ejército. Los Cazadores fueron engrosados y Dorrego pasó a ser su comandante.

Soldado del Cuerpo de Cazadores, del óleo sobre tela de Paul L. Hallez:
"El General Manuel Belgrano - Comandante del Ejército Auxiliar del Perú".

Este batallón de Cazadores tuvo varios jefes: Carlos Forest (Tucumán), Dorrego (Salta), Sargento Mayor Ramón Echeverría (Vilcapugio), Sargento Mayor Cano (Ayouma). Las victorias y las derrotas provocaban permanentes reorganizaciones del Ejército pero, sin dudas, el batallón de Cazadores quedó asociado a la figura de Manuel Dorrego como su comandante. El batallón fue definitivamente disuelto en febrero de 1814 como consecuencia de la derrota de Ayouma.

El uniforme de este cuerpo era de color verde, por lo que sus soldados fueron conocidos como los "chupas verdes" de Dorrego, en los tiempos de la batalla de Salta.

Piezas de colección


Las 3 figuras exhibidas de los Cazadores de Dorrego fueron confeccionadas en aleación metálica y en escala 1/32 (54 mm) por Miguel Escalante Galain: http://miguelesmodemil.blogspot.com.ar/













Dragones de Cuzco (Batalla de Salta - realistas)


Los dragones eran soldados que, desde mediados del siglo XVI hasta principios del XIX, combatían como caballería (generalmente al ataque) e infantería (a la defensiva normalmente).

El Regimiento de Dragones del Cuzco fue creado en 1783.

Soldado del Piquete de Dragones de Cuzco (1783).

"La cavallería y Dragones constaba de 54 hombres al cargo de 7 oficiales, y existiendo la primera clase en Tarma con el pie de 24 soldados montados bajo de las órdenes de un teniente, la segunda, que era una partida suelta de 30 Dragones, un teniente, un sargento y 4 cabos, estaban fixos en la ciudad del Cuzco con el designio de que á mas del servicio regular, instruyesen a los milicianos en las evoluciones" ("Memoria de los Virreyes que ha Gobernado el Perú, durante el tiempo del coloniaje español", Tomo 6: Frey Don Francisco Gil de Taboada y Lemos, p. 311. Ed. Librería Central de Felipe Bailly, Lima, 1859Ejemplar de la Universidad de Stanford).

Su uniforme desde fines del siglo XVIII consistía en casaca, chupa, calzón y capa encarnados; collarín, vuelta y solapa negros; vivo blanco y botones dorados. El predominio del rojo combinado con la divisa negra en solapa, vuelta y collarín, hacen que este uniforme sea de los más vistosos, aun sin poseer grandes adornos.

Están representados en el cuadro de la batalla de Huaqui con este uniforme y llevando el oficial galón dorado en el cuello (sugiriendo diferencias parecidas a las del uniforme de las Milicias del Cuzco), bicornios negros sin galón, con escarapela en forma de flor mezclada de encarnado y blanco.
Teniente de Dragones de Cuzco (1811).
En 1815, a los que se hallaban en el Alto Perú, les dieron uniformes de caballería de chaquetas y chaquetones azules con divisa grana, similares a los de otros cuerpos de dragones.


Figuras de colección



Las 2 figuras exhibidas de los Dragones de Cuzco fueron confeccionada en escala 1/32 (54 mm) por  Miguel Escalante Galain: http://miguelesmodemil.blogspot.com.ar/














Batalla de Salta, de la película "Bajo el signo de la Patria" (Dir.: René Mugica, 1971).







Segundo Tercio Cívico de Guardia Nacional (1813)

Historia


Al ser elevados a veteranos en 1810 los antiguos cuerpos de Milicias de Infantería, la Capital se quedó sin unidades de esta clase y recién a fines de 1811 se crea el 1º Tercio de Guardia Cívica, el que por decreto de 24 de febrero de 1814 recibe la nueva denominación de "Guardia Nacional de Infantería", siempre al mando de su primer Comandante don Manuel de Luzuriaga.

El 1º Tercio Cívico estaba organizado en 13 compañías, 2 de Granaderos, 10 de Fusileros y 1 de Artillería, todas compuestas de soldados ciudadanos sin sueldo, más un Sargento, un soldado citador y un Tambor, todos veteranos en cada Compañía.

En enero de 1815 se agrega al 1º Tercio Cívico una compañía de negros y mulatos libres mandados por oficiales blancos. En un estado de fuerzas del 26 de junio encontramos una nueva organización del cuerpo, ya que lo vemos compuesto por: 2 Batallones, cada uno con una compañía de Granaderos, una de Artillería, 4 de Fusileros, una de Cazadores y una de Zapadores.

Por decreto del 1º de noviembre de 1820 se ordena que con los Tercios Cívicos 1º, 2º y 3º se forme un regimiento de Infantería de Milicias, de 3 Batallones con la planta de los de línea y que se denominará "Legión Patricia".

Los milicianos se consignaban en un padrón y tenían una papeleta que lo señalaba.

Miliciano del Tercer Tercio Cívico, AGN, X, 29-11-6, Sumarios Militares, 410

Teniente Coronel del 2º Tercio Cívico en 1814, junto a Edecán del Director 
Supremo y Teniente de Húsares de la Guardia (lámina de Montaner).

El 2º Tercio Cívico


Como ocurrió con el 1º Tercio, el 2º fue creado a fines de 1811 bajo la denominación de Segundo Tercio de Guardia Cívica, compuesto de milicianos sin sueldo los que serían convocados sólo en caso de necesidad o peligro, quedando de servicio sólo los soldados veteranos del Cuerpo, Sargentos y Soldados Citadores y Tambores, los que estaban distribuidos en las 9 compañías del Cuerpo.

La Plana Mayor la componían un Comandante, un Sargento Mayor y 2 Ayudantes Mayores, todos veteranos.

El decreto del 24 de febrero de 1814 convierte al 2º Tercio Cívico en "Guardia Nacional de Infantería", y el 28 de enero del año siguiente se agrega una Compañía de negros libres de la Capital, teniendo agregada más tarde una Compañía de caballería de 3 oficiales y 50 soldados.

El 1º de noviembre de 1820 desaparece el 2º Tercio al refundirse con los 1º y 3º para formar un regimiento de 3 Batallones llamado "Legión Patricia", con la planta y la organización de los de línea pero siempre en clase de milicias de infantería.

Teniente Coronel Martín Galain, Jefe del 2º Tercio Cívico en 1813,
lámina de Jorge Héctor Fernández Rivas.

Tanto en la lámina de Montaner como en la de Fernández Rivas nos muestran el uniforme del Teniente Coronel jefe del 2º Tercio Cívico, donde apreciamos claramente la influencia francesa, según la moda impuesta por las tropas napoleónicas.

Este uniforme del Teniente Coronel es el de Gala, con sombrero de 2 picos (bicornio). En otras ocasiones, al igual que la tropa, podía llevar sombrero de copa alta con penacho.


Soldado del Segundo Tercio Cívico.
Acuarela existente en el Archivo General de la Nación.

Dado el excesivo costo de este uniforme el 26 de octubre de 1814 se autoriza uno nuevo a propuesta del comandante Antonio Luis Beruti.

Pieza de colección


La figura exhibida fue confeccionada en plomo y en escala 1/32 (54 mm) por Miguel Escalante Galain:  http://miguelesmodemil.blogspot.com.ar/

Partiendo de la lámina de Fernández Rivas, el autor realizó esta excelente pieza que representa a su tatarabuelo, el Teniento Coronel Martín Galain.











Zapador de Holmberg (1813)


Historia


El Ejército tuvo su origen, el 29 de mayo de 1810, en el decreto que se llamó “Reglamento de Milicia”. Por entonces se mencionaban como componentes a las unidades de las tres armas existentes hasta ese momento, a saber, Infantería, Caballería y Artillería.

Dentro de las unidades de Infantería, se incluía antes de la Revolución de Mayo un cabo de gastadores con seis soldados de esa especialidad por cada batallón; esto no se modificó luego de la revolución. No se crearon unidades de Ingenieros, pero continuó existiendo el “Real Cuerpo de Ingenieros” concebido en tiempos de la colonia. Este cuerpo junto con los gastadores pasaron a engrosar las filas del Ejército patrio.

Los orígenes del arma dentro del Ejército podríamos establecerlo cuando el Coronel San Martín, en septiembre de 1813, como Comandante de la Guarnición en Buenos Aires, propuso la creación de una sección de zapadores, compuesta por dos oficiales y cincuenta hombres de tropa con toda la dotación de útiles y herramientas que debían recibir la instrucción correspondiente. El 8 del mismo mes, el gobierno aceptó la propuesta y ordenó la creación de la Compañía de Zapadores poniendo al mando a un capitán, un teniente, un subteniente, sargento 1ro, cuatro sargentos y ocho cabos junto a cien soldados. La tarea quedó a cargo con grado de Comandante al Coronel Eduardo Kailitz, Barón de Holmberg. La compañía se estableció en el convento de la Merced, ubicado en la actual calle Tte Grl J. D. Perón y Reconquista en la ciudad de Buenos Aires.

Zapador (Oficial)
Zapador (Tropa)

El uniforme que usarían los zapadores a propuesta de su Comandante, la cual fue aprobada, consistía en una casaca color verde oscuro, abotonada al frente con una sola fila de botones plateados, cuello y puños de terciopelo negro con galón de plata y vivos color grana; pantalón blanco, botas altas o zapatones. Los oficiales generalmente usaban sombrero de tres picos (tricornio) a usanza española de color negro con galón de plata y escarapela o bicornio como la mayoría de los oficiales del Ejército. La tropa, en cambio, utilizaba un sombrero cilíndrico tipo morrión con guarniciones plateadas y penacho verde al frente con una escarapela en la parte superior; en esa época llevaban una calavera con las tibias cruzadas en metal plateado sobre la frente y los correajes de cuero en color blanco. El armamento consistía en carabina o fusil de chispa, en algunos oficiales pistola, machete o sable; estos machetes llevaban sobre el lomo de la hoja dientes de sierra con vaina de acero utilizados por la tropa. El equipo consistía en mochila de cuero para útiles, una manta y como principales herramientas de trabajo llevaban pala, pico, barretas, azadón o hacha. En campaña se utilizaban unas polainas de cuero grueso para protección de las piernas y delantales de cuero.

No se puede precisar si este uniforme, en su totalidad, fue utilizado ya que el 22 de octubre de 1813 se estableció que el nuevo cuerpo se incorpore a engrosar las filas del Regimiento de Granaderos de Infantería.

Durante la guerra por la Independencia, los zapadores desempeñaron múltiples acciones, como la fortificación de la Quebrada de Humahuaca dispuesta por el Gral Belgrano año 1812 durante la campaña del Ejército del Norte, ya que dispuso la formación orgánica de un Cuerpo de Ingenieros integrándose al Estado Mayor del Ejército del Norte, el Barón de Holmberg como especialista en el manejo de tropas de Ingenieros.

Compañía de Zapadores (1813). Soldado (gala).
Lámina de Jorge Héctor Fernández Rivas.

Una vez en Tucumán, Belgrano resuelve presentar batalla ante el ejército realista superior en número al propio en los alrededores de la ciudad y, previendo que si las tropas patriotas fueran superadas, se ofrecería resistencia desde la misma ciudad. Para ello encomendó a los Ingenieros la construcción de fortificaciones, trincheras y reductos para la defensa. Luego de la batalla, las tropas patriotas ocuparon dichas defensas lo que motivó el total repliegue de los realistas. Para ese entonces, los uniformes de Ingenieros eran los mismos que utilizaba la Infantería, distinguiéndose por el penacho, cuellos y puños; el uniforme era azul.

Cuando San Martín se hizo cargo del Ejército del Norte, entre otras medidas adoptó la construcción de un campo atrincherado llamado Ciudadela, en forma de pentágono regular con bastiones para la artillería. Además se crea una academia de matemáticas para la instrucción de oficiales; los conocimientos adoptados fueron utilizados para la construcción de la fortificación. No se emplearon tropas de Ingenieros específicamente.

Durante el sitio a Montevideo, se emplazaron fortificaciones para alojar piezas de Artillería. El Barón de Holmberg fue nuevamente el encargado de dirigir la construcción de dichos emplazamientos con el grado de Coronel Ingeniero Militar, además de encargarse en la fundición de piezas y municiones de Artillería. Las tropas de zapadores provenían del Ejército del Norte y llegaron a actuar durante el sitio tres compañías de Ingenieros.

En el litoral argentino, se emplazaron baterías con el objeto de defender las costas ribereñas (las más conocidas son “Libertad” e “Independencia”), cuya construcción a las márgenes del Río Paraná a la altura de Rosario fue ordenada por el Gral. Belgrano.

Oficial de Zapadores (1813-1814).
Lámina de Guillermo Roux.

Durante la campaña de los Andes, San Martín previendo la dificultad del terreno formó el cuerpo de Ingenieros de los Andes, los cuales se encargaron de los relevamientos, construcciones de puentes, movimiento de cargas pesadas, recuperación de materiales caídos en los precipicios de la cordillera y apertura de pasos (remoción de obstáculos) para el paso de las tropas. Se contrataron trabajadores y capataces mineros de Cuyo (Barreteros), quienes poseían la destreza en el manejo de herramientas acostumbrados a desarrollar las duras tareas de zapadores en los Andes. El uniforme no variaba mucho del creado por el Barón de Holmberg en 1812, salvo que cubriendo la cabeza se utilizaba un sombrero de piel negro tipo cosaco con la calavera y tibias cruzadas en la frente en caso de la tropa.

El Gral. San Martín designó como Comandante de Ingenieros de los Andes al Sargento Mayor don Antonio Arcos, veterano de las fuerzas napoleónicas y que, luego de la caída de éste, abrazó la causa americana para la epopeya del cruce de los Andes. Se debió proveer las herramientas de zapadores: palas, picos y barretas, y se dotó, además, de materiales para la construcción de 43 mts de puente colgante (tableros, cuerdas y elementos de fijación del mismo), cabestrantes y anclones de fijación para la artillería y materiales pesados.

El Comandante de Ingenieros, junto a 90 “barreteros de minas”, avanzó en las operaciones adelantando la columna principal en tres grupos por Los Patos y una sección de 30 hombres lo hizo por Uspallata, acompañando el material pesado. Asimismo, cada regimiento contaba con una sección, un cabo y cuatro soldados gastadores.

Por lo expuesto, la invalorable tarea de nuestros Ingenieros se desarrolló a lo largo de toda la campaña por la Independencia y se extendió a Chile y Perú. 

Pieza de colección


La figura exhibida es un soldado zapador de Holmberg, confeccionado en escala 1/32 (54 mm) por Miguel Escalante Galain: http://miguelesmodemil.blogspot.com.ar/













Regimiento de Infantería Nº 2 (1814-1815)

Ejército del Norte


Historia


Carlos María de Alvear era comandante del Regimiento Nº 2 de Infantería cuando en 1814 se lo nombra comandante en jefe del Ejército Sitiador de Montevideo en reemplazo del general José Rondeau. El regimiento, reciente reestructurado, se unió al Ejército sitiador el 29 de mayo. Luego de la toma de Montevideo el Regimiento Nº 2 regresó a Buenos Aires dejando una compañía en dicha plaza.

En agosto de 1814 se separaron las 2 compañías de Pardos que se habían agregado en 1810, y con ellas se dispuso a engrosar las filas del Regimiento Nº 10. A la vez se crea el tercer batallón para reforzar el cuerpo incorporándose prisioneros españoles capturados en Montevideo.

El 21 de septiembre de 1814 se dispuso que los 2 batallones del Regimiento Nº 2 reforzaran el Ejército del Norte junto con otras tropas. Así partieron el 1º y 2º Batallón con 5 compañías cada uno. La Compañía de Granaderos del 2º Batallón estaba al mando del capitán Juan Manuel Cabot, el mismo que en 1817 comandara una de las columnas que cruzaron los Andes bajo las órdenes de San Martín.

En los últimos días de diciembre de 1814 se incorporó al Ejército de Rondeau en Tucumán, con un total de 1.100 hombres conforme indica el entonces capitán de Dragones José María Paz en sus memorias.

Fue en esos momentos cuando estalló la conspiración contra el general Alvear como comandante del Ejército del Norte para reemplazar nuevamente a Rondeau en su mando. Los oficiales a favor de Rondeau vieron un peligro en el Regimiento Nº 2 porque lo consideraban fiel a Alvear por haber sido su comandante y el que lo reorganizara en Buenos Aires a inicios de ese mismo año, por lo que decidieron arrestar a su comandante, Ramón Rosendo Fernández, y al segundo al mando, el coronel Vázquez, quedando al mando del capitán Juan Navarro, que era el comandante de la 4º Compañía del 2º Batallón.

Tras esta sublevación la disciplina del Ejército quedó muy afectada y es cuando se separan del Ejército a los soldados españoles que llegaron con los refuerzos de Buenos Aires.

Según García Cambá los prisioneros españoles incorporados al Regimiento Nº 2 planearon un complot para desarmar al regimiento, capturar a Rondeau y pasarse al Ejército Realista, pero fueron descubiertos y por tal motivo separados del Ejército. Por su parte, el capitán de Dragones José María Paz narra en sus memorias que los soldados españoles prisioneros en Montevideo que formaban en este regimiento, unos 300 hombres, fueron desarmados y remitidos a Salta, siendo su compañía de Dragones los encargados de escoltar a los soldados separados del Regimiento Nº 2, para que fueran empleados como peones.


Del libro Pedrazzoli, Daniel: "Uniformes del Ejército del Norte".

Tras la separación de los efectivos españoles de las filas del regimiento, éste quedó tan reducido en su fuerza que fue refundido con el Regimiento Nº 9, el cual también se vio reducido ya que en sus filas había efectivos españoles. 

En base al batallón que quedó en Buenos Aires el regimiento se remontó a 2 batallones y partió rumbo al Alto Perú bajo el mando del coronel Juan Bautista Bustos en el contingente comandado por el coronel Domingo French.

El uniforme del regimiento fue modificado en 1812, abandonando el uniforme general de la infantería, adoptando para gala uno compuesto por casaca azul con solapas blancas, divisa encarnada y sardinetas amarillas. En campaña se reemplazaba la casaca por una chaqueta con el mismo color y divisa. El cubrecabezas era una gorro de suela con cordones amarillos.

Lucían en el brazo izquierdo el mismo escudo que el Regimiento Nº 1 ya que, al igual que dicho regimiento, éste se fundó en base a los efectivos del Cuerpo Voluntario de Patricios de Buenos Aires.

Las compañías de fusileros se diferenciaban por utilizar penacho blanco en los morriones, en tanto que los cazadores utilizaban penachos verdes.

Los granaderos lucían gorra de pelo pero en 1815 éstas fueron reemplazadas por gorras de suela con mangas y cordones encarnados. También sus casacas fueron reemplazadas por chaquetas más económicas con los mismos colores y sardinetas en los puños.

Los tambores lucían casacas con los colores invertidos, es decir rojas con la divisa azul, siendo las solapas también azules con galones y vivos blancos.

Fuente: Pedrazzoli, Daniel: "Uniformes del Ejército del Norte. Infantería - Alto Perú 1814-15".

Piezas de colección 1


Las figuras exhibidas son 2 fusileros del Regimiento de Infantería Nº 2 del Ejército del Norte, confeccionados en escala 1/32 (54 mm) por Miguel Escalante Galain:  http://miguelesmodemil.blogspot.com.ar/









Pieza de colección 2


La figura exhibida es un oficial del Regimiento de Infantería Nº 2 del Ejército del Norte, confeccionado en escala 1/32 (54 mm) por Miguel Escalante Galain:  http://miguelesmodemil.blogspot.com.ar/











Regimiento de Infantería Nº 7 (1814-1815)

Ejército del Norte


Historia


Fueron tres los regimientos de infantería que llevaron el numero 7. El que formó parte del Ejército del Norte en los años 1814 y 1815 fue el creado en el año 1813 por la Asamblea General Constituyente para el rescate de esclavos.

Cazador del Reg. Nº 4 de Infantería, Lancero de la Guardia Nacional,
Granadero del Bat. Nº 7 de Infantería "Libertos" (1814), por Miguel Montaner.

Se decidió enviar al Regimiento Nro. 7 al Alto Perú para reforzar las exhaustas fuerzas del General Belgrano que habían sido diezmadas en Ayohuma y marchó al mando del Teniente Coronel Toribio Luzuriaga formando parte del contingente que marchó con el Coronel San Martín llegando a Tucumán junto con el regimiento de Granaderos a Caballo en enero de 1814.

Este cuerpo tenía una fuerza efectiva de 700 hombres, según detalla Bartolomé Mitre en su crónica, venía instruido en las tácticas modernas de combate por lo cual era el cuerpo modelo para el arma de infantería del ejército según las memorias de José María Paz.

Del libro Pedrazzoli, Daniel: "Uniformes del Ejército del Norte".

Tras la sublevación de Diciembre de 1815 contra el General Alvear, Luzuriaga es separado del mando por ser partidario del General Alvear y el General Rondeau dio el mando al Coronel Vidal que era un comandante de conducta irreprochable conforme lo describe el General Paz en sus memorias.

Al hacerse cargo del ejército el General Fernández de la Cruz, este regimiento formó parte de la vanguardia comandada por Güemes.

En Agosto de 1815, conforme el parte del General Rondeau, el regimiento estaba estacionado en Tarapaya junto con la artillería.

En el avance sobre Chayanta, a fines de Septiembre de 1815 marchó a la vanguardia junto con el regimiento 1 y el batallón de cazadores conforme indica Rondeau en su parte del 26 de Septiembre de 1815.

Formó en el ala izquierda de la línea de batalla en Viluma (Sipe-Sipe, 28 de noviembre de 1815).

Uniforme


El uniforme de gala del Regimiento Nro.7 era de casacas de paño grana con faldones cortos, vueltas y cuellos negros con sardinetas. Pantalones blancos con botines de paño negro.

Como cubrecabeza utilizaba la típica gorra de suela negra pero con una distintiva manga de paño encarnada sobre el lado izquierdo. Además lucían unos característicos cordones trenzados blancos y celestes al igual que los penachos que eran del mismo color. Completaba el morrión un escudo de metal amarillo.

En campaña las casacas eran sustituidas por chaquetas con el mismo color y divisa y la tropa calzaba alpargatas.

Del libro Pedrazzoli, Daniel: "Uniformes del Ejército del Norte".

Los granaderos se diferenciaban por llevar las típicas gorras de pelo correspondientes a su instituto, los faldones de las casacas largas y los botines más altos.

En invierno utilizaban un capote de paño azul.

Los tambores no vestían con los colores invertidos como era común, sino que vestían casacas de color blanco y las plumas de la gorra de suela era también blanca.

Fuente: Pedrazzoli, Daniel: "Uniformes del Ejército del Norte. Infantería - Alto Perú 1814-15".


Pieza de colección


La figura exhibida es un granadero del Regimiento de Infantería Nº 7 del Ejército del Norte, confeccionado en aleación metálica y escala 1/32 (54 mm) por Miguel Escalante Galain:  http://miguelesmodemil.blogspot.com.ar/











Regimiento de Infantería Nº 9 (1814-1815)

Ejército del Norte



Historia


El 13 de febrero de 1814 el general Rondeau propuso al gobierno crear un 9º Regimiento de Infantería con los efectivos de la 3º División Oriental de Infantería. Aprobada esta propuesta se concretó en el decreto de creación de la unidad el 3 de marzo de ese año.

Participó en el sitio de Montevideo hasta la rendición de la plaza y luego fue enviado al Ejército del Norte, donde asistió a la batalla de Sipe-Sipe luego de la cual fue reforzado con restos del Nº 6 y el Nº 7 disueltos tras la acción. Permaneció en este frente hasta 1820 en que en oportunidad de ordenarse su envío a Santa Fe, se sublevó con el resto del Ejército en Arequito, pasando a depender de la provincia de Córdoba, gobernada por Bustos.


Capitán del Regimiento de Infantería 9,
por Jorge Héctor Fernández Rivas.

Uniforme


Es uno de los pocos cuerpos del que se conserva la acuarela original que sirvió de "diseño" del uniforme de los oficiales y se halla en el Archivo General de la Nación. El uniforme representado consistía en casaca azul larga con cuello y puños encarnados con vivo blanco, solapas y vueltas del faldón blancas con vivo encarnado, botón amarillo, chaleco y pantalón blanco; medias, botas y bicornio con plumas. El pequeño uniforme era casaqueta de paño azul, cuello y vivo grana, pantalón de paño de color oscuro.


Lámina conservada en el Archivo General de la Nación.

Según Miguel Montaner, el uniforme de oficial del Regimiento 9 de Infantería se distinguía "con la diferencia de cubrir la cabeza con un amplio bicornio apuntado y tres plumas blancas, un fajín de color carmesí ceñido por cinturón de talabarte corto con espada recta y las bocamangas de pico alargadas por tres galones dorados como grado de capitán. Las botas eran de color con vueltas de distinto matiz, a la moda de los oficiales franceses".

Granadero en uniforme de gala, Cap. del Batallón de Cazadores de la Unión 
y Cap. del Reg. Nº 9 de Infantería (por el pintor español Miguel Montaner).

La tropa vestía para parada de casaca azul con solo vivo grana, botón blanco; para diario de chaqueta y calzón azul, gorra de paño azul con el número de lana al frente.

Del libro Pedrazzoli, Daniel: "Uniformes del Ejército del Norte".

Pieza de colección 1


La figura exhibida fue confeccionada en aleación metálica y escala 1/32 (54 mm) por Miguel Escalante Galain: http://miguelesmodemil.blogspot.com.ar/

Presenta a un oficial del Regimiento de Infantería Nº 9, claramente inspirada en la lámina de Fernández Rivas.




Pieza de colección 2



La figura exhibida fue confeccionada en aleación metálica y escala 1/32 (54 mm) por Miguel Escalante Galain: http://miguelesmodemil.blogspot.com.ar/

Presenta a un soldado del Regimiento de Infantería Nº 9 luciendo gorra cuartelera de manga con el número del Regimiento al frente.






Pieza de colección 3


La figura exhibida fue confeccionada en aleación metálica y escala 1/32 (54 mm) por Miguel Escalante Galain: http://miguelesmodemil.blogspot.com.ar/

Presenta a un Alférez del Regimiento de Infantería Nº 9.












General José de San Martín


José de San Martín Cuadro de la Bandera (anónimo). Instituto Sanmartiniano.

Cronología


1778
El 25 de febrero nace José Francisco de San Martín en Yapeyú, el menor de cinco hermanos del matrimonio de Don Juan de San Martín y Gregoria Matorras.

Yapeyú, Corrientes. Casa donde nació el Libertador José de San Martín.
Foto del año 1899. AGN, Documento Fotográfico, Inventario 0375.

1781
Don Juan de San Martín regresa con su familia a Buenos Aires.

1783
La familia San Martín se traslada a España.

1784
La familia San Martín llega a Cádiz. Al poco tiempo se radican en Málaga.

1786
San Martín comienza sus estudios en el Real Seminario de Nobles de Madrid y en la Escuela de Temporalidades de Málaga.

1789
José de San Martín se incorpora como cadete al Regimiento de Infantería de Murcia, en España.

José de San Martín Cadete en el Regimiento de Murcia (1789). 
Por Jorge González Moreno (Instituto Sanmartiniano).

1791
Participa por primera vez en un combate, en Orán Norte de África.

1796
Muere su padre en Málaga.

1804
San Martín se destaca por su valentía y coraje en Cádiz.

1806
San Martín participa en numerosos combates en Portugal y Andalucía.

1808
Napoleón invade España y obliga a abdicar al rey Carlos IV y a su hijo Fernando VII a favor de su hermano, José Bonaparte. El pueblo español se organiza para resistir la invasión francesa. San Martín participa activamente de la lucha. Se incorpora como Capitán al Regimiento de Caballería de Borbón. Es distinguido por sus acciones contra los franceses, siendo nombrado Teniente Coronel. Su principal actuación fue en la gran victoria de la batalla de Bailén, del 19 de julio.

1810
San Martín se entera de que en su patria se ha producido la Revolución de Mayo y que hay un nuevo gobierno que se propone cambios profundos y decide volver a su patria.

1811
San Martín solicita y obtiene el retiro del ejército español. Parte hacia Londres y desde allí se embarca hacia Buenos Aires.

1812
San Martín llega a Buenos Aires junto a otros 17 militares americanos que habían militado en el ejército español. El 16 de marzo el Triunvirato le concede el grado de Teniente Coronel de Caballería. Crea el Regimiento de Granaderos a Caballo.

José de San Martín Arribo en Buenos Aires en 1812.
Óleo de Alexander Clark. Instituto Sanmartiniano.

Funda junto a Carlos María de Alvear la Logia Lautaro, una organización secreta que se proponía luchar por la libertad de América. Contrae matrimonio con Remedios de Escalada. Participa en el derrocamiento del Primer Triunvirato por considerarlo impopular y centralista. Esto lo enfrentará de por vida con Rivadavia.

Contrae matrimonio con María de los Remedios de Escalada, de 14 años.

José de San Martín Junto a Remedios de Escalada. Instituto Sanmartiniano.

1813
El 3 de febrero de 1813 y ante el desembarco de 300 españoles, se libró el Combate de San Lorenzo, frente al Convento, a orillas del río Paraná, bautismo de fuego de los granaderos.

Combate de San Lorenzo, óleo de Ángel Della Valle. Instituto Sanmartiniano.
 
Combate de San Lorenzo.
("El Santo de la Espada", Dir.: Leopoldo Torre Nilson, 1969).

El 28 de marzo fallece en España su madre, Gregoria Matorras.

El 3 de diciembre se lo nombra Jefe del Ejército del Norte en reemplazo del General Belgrano derrotado en Vilcapugio y Ayohuma.

1814
Tras la derrota de Napoleón, Fernando VII vuelve al trono español y se propone recuperar las colonias americanas.

San martín se reúne con Belgrano en la Posta de Yatasto (Salta) y se hace cargo del Ejército del Norte. Concentra las tropas en Tucumán y encarga la defensa de la frontera Norte a Martín Miguel de Güemes a quien nombra Teniente Coronel. En mayo se deteriora su salud y se retira a Córdoba en compañía de su amigo Tomás Guido a recuperarse y preparar su plan continental: liberar a Chile y de allí embarcarse hacia el Perú y terminar con el poder realista en Lima (Perú).

En Buenos Aires, la Asamblea, dirigida por Alvear crea un poder ejecutivo unipersonal: el Directorio y es designado como primer director Gervasio Posadas, tío de Alvear, que nombra a San Martín como gobernador de Cuyo.

José de San Martín en Mendoza, óleo de Octavio Gómez. Instituto Sanmartiniano.

1815
Alvear, nombrado Director Supremo, ofrece a Inglaterra el protectorado sobre la Provincias Unidas del Río de la Plata. Todo el país se opone y se sublevan los ejércitos contra el Director que debe renunciar.

San Martín rompe con Alvear y la Logia se divide entre los partidarios de uno y otro.

1816
San Martín gobierna Cuyo fomentando la educación, la industria y la agricultura. Crea un sistema impositivo equitativo para que pagaran más los que más tenían.

El 24 de marzo se reúne el Congreso en Tucumán. San Martín, preocupado por la demora en sancionar la independencia dirige una carta al diputado por Cuyo, Godoy Cruz. El 9 de julio, finalmente, el Congreso declara la Independencia.

San Martín se entrevista en Córdoba con Juan Martín de Pueyrredón, nuevo Director Supremo, para solicitarle su apoyo para su plan continental. Es nombrado General en Jefe del Ejército de los Andes. El Ejército de los Andes se instala en el campamento militar del Plumerillo. 

El 24 de agosto nace en Mendoza Mercedes Tomasa de San Martín y Escalada.

1817
El 12 de enero se inició el Cruce de los Andes en dirección a Chile: 4.000 hombres y 1.200 milicianos de tropa de auxilio para conducción de víveres y municiones.

San Martín cruzando los Andes.

El 12 de febrero San Martín y su ejército, ya en Chile, derrotan a los realistas en Chacabuco. Dos días después San Martín entra en Santiago.

Batalla de Chacabuco ("Revolución - El cruce de los Andes" - 2011).

El 18 de marzo parte hacia Buenos Aires en busca de ayuda para proseguir su campaña.

1818
El 12 de febrero se proclama en Santiago la Independencia de Chile. La derrota sufrida en Cancha Rayada –el 19 de marzo– es superada ampliamente por el triunfo de Maipú el 5 de abril que consolida la independencia chilena.

El "abrazo de Maipú" entre San Martín y O'Higgins, 
de Pedro Subercaseaux. Instituto Sanmartiniano.

1819
San Martín desobedece la orden del Directorio de abandonar su campaña libertadora para reprimir a los federales del Litoral.

1820
El 1º de febrero las tropas federales de Estanislao López y Francisco Ramírez derrotan en Cepeda a las fuerzas del Directorio. Desaparece la autoridad nacional y cada provincia se maneja por su cuenta.

San Martín renuncia a su cargo de jefe del Ejército de los Andes, pero es confirmado por sus propios compañeros con la firma del Acta de Rancagua. Es designado general en jefe de la Expedición al Perú.

El 20 de agosto zarpa la flota libertadora hacia Lima. El 12 de septiembre San Martín desembarca en el puerto peruano de Pisco.

1821
El 12 de julio entra con sus tropas en Lima y proclama la Independencia del Perú.

San Martín proclamando la Independencia del Perú frente a la multitud reunida en la Plaza de Armas de Lima
(óleo de Juan Lepiani, en el Museo Nacional de Arqueología, Antropología e Historia del Perú).

Es designado Protector del Perú.

El 28 de agosto suprime la esclavitud y la mita y crea la Biblioteca del Perú.

San Martín con el uniforme de Protector del Perú.
Oleo en el Museo del Regimiento de Granaderos a Caballos.


1822
Bolívar incorpora Ecuador a la Gran Colombia.

El 26 y 27 de julio se entrevistan los dos libertadores en Guayaquil. San Martín deja a Bolívar la conducción de la guerra y vuelve a Lima. Renuncia a todos los cargos y se dirige a Chile.

1823
Deja Chile y se traslada a Mendoza instalándose en su chacra de Los Barriales. El gobierno porteño, a través de Rivadavia, le niega el permiso para trasladarse a Buenos Aires y encontrarse con su familia.

El 3 de agosto muere su esposa, Remedios de Escalada, a los 25 años.

María de los Remedios de Escalada.

El 4 de diciembre San Martín llega a Buenos Aires, donde es acusado de conspirador por lo que decidió marcharse del país con su hija.

1824
El 10 de febrero se embarca rumbo a Europa junto a su hija Mercedes.

El 23 de abril llega a Francia donde le niegan la visa. Deberá seguir viaje rumbo a Inglaterra.

El 9 de diciembre el General Sucre gana la última y definitiva batalla por la independencia americana: Ayacucho.

1825
Escribe las máximas para su hija que por entonces estudiaba en Londres.

Luego de un breve período en Escocia, se instalaron en Bruselas y poco después en París.

1829
El 6 de febrero llega San Martín a Buenos Aires y al enterarse del fusilamiento de Dorrego decide no desembarcar y se instala por tres meses en Montevideo. Su negativa a participar de una guerra civil lo hizo regresar a Europa.

1830-31
San Martín y su hija se instalan en Francia, cerca de París y luego en Grand Bourg.


1832
El 13 de diciembre su hija Mercedes se casa con el médico de la familia, Mariano Balcarce.

San Martín anciano.

1832-47
En su exilio recibe la visita de personalidades de la Argentina: Juan Bautista Alberdi y Domingo Faustino Sarmiento, entre muchos otros.

En 1838 Francia bloquea el puerto de Buenos Aires. El 5 de agosto, en una carta, San Martín le ofrece a Rosas sus servicios militares. Rosas le agradece el gesto y le pide que haga gestiones diplomáticas.

En 1839, Rosas nombra a San Martín ministro plenipotenciario de la Confederación Argentina ante la República del Perú.

En 1845 se produce un nuevo bloqueo anglo-francés al puerto de Buenos Aires. San Martín lo condena y vuelve a ofrecer sus servicios.

En 1846 San Martín le escribe a Rosas felicitándolo por el coraje demostrado por sus tropas en el combate de la Vuelta de Obligado.

1848
Estalla en Francia el intento revolucionario de la Comuna de París contra la miseria y las malas condiciones de vida de los obreros. San Martín se traslada a Boulogne-Sur-Mer.

José de San Martín a los 70 años. Daguerrotipo tomado en París en 1848.

1850
El 17 de agosto muere en su casa a las 15 horas, a los 72 años de edad. En su testamento establece la donación de su sable a Juan Manuel de Rosas.

San Martín en su lecho de muerte.

1880
El presidente Nicolás Avellaneda logra el traslado de sus restos a la Catedral de Buenos Aires.



Excelente documental sobre "Las Batallas de San Martín"




Pieza de colección 1


General José de San Martín en el combate de San Lorenzo, montado y con sable, confeccionado en aleación metálica y escala 1/32 (54 mm), por MSMiniaturas:   http://www.msminiaturas.com.ar/








Pieza de colección 2


Miniatura de aleación metálica de 25 mm del General José de San Martín montado y cargando con su sable en mano en el combate de San Lorenzo.






Pieza de colección 3


General José de San Martín durante el Cruce de los Andes, luciendo el poncho pehuenche obsequiado por los indígenas luego de los parlamentos de septiembre de 1816.

En las vísperas del cruce de los Andes, y como parte fundamental de su estrategia en Cuyo, decide afianzar el vínculo con los pehuenches del sur de Mendoza, para lo cual mantuvo con ellos dos parlamentos: uno en septiembre de 1816 en el Fuerte San Carlos, adonde la delegación indígena de una cincuentena de caciques y capitanejos fue encabezada por el cacique Necuñán. El lenguaraz fue el fraile Francisco, “capellán de conversos”, “el indio Ynalicán”, de origen pehuenche, cura del Fuerte, y hombre-puente entre San Martin y los aborígenes.

El segundo parlamento fue a fines del mismo año esta vez en el mítico campamento del Plumerillo. Aquí actuó como lenguaraz el indio Guajardo y se confirmaron las alianzas de septiembre para el resguardo de los pasos del sur de Chile, antes del cruce de los Andes. El parlamento se celebró una vez más en el círculo ceremonial, sentados en el suelo y fue esta la ocasión en que San Martín les dijo a los caciques su famosa frase “Yo también soy indio”.

Poncho pehuenche obsequiado a San Martín
(Museo Histórico Nacional).

En el Museo Histórico Nacional de Buenos Aires se conserva una prenda excepcional que perteneció a San Martín y que le fuera regalada por los mapuches o quizás por los pehuenches de Mendoza en ocasión de los famosos parlamentos. Lo cierto es que este poncho es una prenda única, de un color y unos diseños con un lenguaje simbólico que trasciende a las palabras, y que transmiten un mensaje para su portador y para todos aquellos que sepan leer y decodificar esa simbología ancestral. Esta es una de las particularidades del denominado “arte originario”: el poder transmitir mensajes a través de otro lenguaje: el de los colores, de los diseños, de las formas.

El historiador chileno Pedro Mege Rosso en un muy interesante trabajo de investigación sobre los significados de esa prenda tan especial, sugiere luego de analizar los colores y los diseños, corriendo el velo de la simbología profunda encerrada en ellos, que para los pehuenches, San Martín era algo más que un reconocido jefe guerrero, era un hombre con atributos que lo acercaban a lo divino, un hombre de luz.

Figura confeccionada en aleación metálica y escala 54 mm (1/32) por Osvaldo Verón, similar a la de la lámina de Osprey: http://www.msminiaturas.com.ar/




Pieza de colección 4


General José de San Martín con el uniforme de Protector del Perú, confeccionado en aleación metálica y escala 1/32 (54 mm), por MS Miniaturas: http://www.msminiaturas.com.ar/



San Martín con uniforme de Protector del Perú.

Pieza de colección 5


La figura exhibida fue confeccionada en plomo sobre matriz de Roume en escala 1/24 (74 mm).

Resulta muy similar a varios monumentos a San Martín, como el ubicado en Retiro, que fuera la primera estatua ecuestre erigida en la República Argentina. En todas ellas, el Libertador, montado sobre un brioso corcel, señala con su brazo extendido hacia la cordillera (Ver más abajo).







La estatua ecuestre de San Martín se repite en numerosas ciudades argentinas y extranjeras. De este modelo clásico hay más de sesenta. El original de 1860 fue del escultor francés Luis Daumas, a pedido del gobierno municipal de Santiago de Chile.

Buenos Aires encargó una réplica al mismo escultor, que se inauguró en 1862 frente a la estación Retiro. Son casi iguales, pero en la de Chile, San Martín enarbola la Bandera de los Andes y la cola del caballo cae verticalmente hasta tocar la base metálica como un tercer punto de apoyo por precaución a los sismos. En cambio la argentina tiene la cola espectacularmente desplegada.

Todas las capitales de provincia tienen una, salvo Tierra del Fuego, además de otras ciudades importantes del interior y del exterior como México, Asunción, Bruselas, Montevideo, Madrid, Cádiz, Nueva York, etc.

La de Santa Fe fue la primera del interior y se inauguró el 30 de octubre de 1902, dándosele una importancia acorde, con la presencia del presidente Julio A. Roca.

En casi todas las estatuas, San Martín señala la cordillera. No así la de Santa Fe, que apunta hacia el oriente, un simbolismo masónico, como suelen afirmar los librepensadores.

Un caso curioso de información conforman las estatuas que hay en Entre Ríos. En 1908, año de bonanzas, se encargaron 5 estatuas al gobierno nacional para la capital provincial y otras ciudades importantes, para ser inauguradas en el Centenario de la Patria. Cuando Gualeguay se vio excluida reclamó y entonces se modificó el pedido y se aumentó a 6 estatuas. Pero las crónicas de la época ya habían registrado las 5 primeras y así se repitió en los libros de historia, actuales folletos de turismo, etc. En 1920, calladamente, la ciudad de Colón encargó otra por su cuenta, o sea la número 7, que es el total de estatuas ecuestres que tiene actualmente Entre Ríos.

La única estatua que se inauguró en el centenario del 25 de Mayo de 1910, acompañando a las entrerrianas fue la de la ciudad de Bahía Blanca. Pero ahí fueron más previsores; al pie del monumento enterraron un cofre de plomo con los diarios y publicaciones de ese año, monedas, objetos varios y ahora en el Bicentenario, lo desenterraron, enterándose de todo.

En esa misma fecha, se reinauguró la de Bs.As., que miraba hacia el oriente, con nuevas esculturas complementarias, ocasión que los porteños aprovecharon para darle vuelta.

Hay otros modelos, como el de Boulogne sur Mer con el caballo más sosegado, con réplicas en Rosario, La Plata, Luján y Mercedes, Pcia. de Bs. As., y la de escultores argentinos como Eduardo Noé en Escobar, y el de Antonio Berni, en el departamento San Martín, del Gran Bs. As.

La estatua ecuestre más joven, inaugurada en 2000, con motivo del sesquicentenario de la muerte del Libertador, está en la ciudad de París, en el gran parque Montsouris, donde se encuentra la ciudad universitaria con los edificios de los países que albergan a sus estudiantes becados. Nuestro San Martín está enfrente de la Casa Argentina y se puede ver entre el follaje de añosos árboles desde la ventanilla del tranvía que recorre el Boulevard Jourdan, que separa los dos predios, y que tiene la parada justo frente a la estatua ecuestre. La placa de bronce reza: “Homenaje permanente al virtuoso patriota argentino y sudamericano que vivió largos años en Francia y murió en Boulogne sur Mer el 17 de agosto de 1850”.

Plaza San Martín en Retiro (Buenos Aires).
Primera estatua ecuestre argentina, inaugurada en 1862.
Plaza San Martín (Mendoza Capital).
Plaza San Martín, del Departamento San Martín (Mendoza)
San Fernando del Valle de Catamarca (Plaza 25 de Mayo).
Inaugurada en 1915.
Parque de Mayo (Bahía Blanca - Pcia. Bs. As.).
Fue el 1º monumento de Bahía Blanca, construido en 1910.
Plaza San Martín (Azul - Pcia. Bs. As.).
Plaza General San Martín (Bragado - Pcia. Bs. As.).
Monumento inaugurado en 1938.
Plaza San Martín (Tres Arroyos - Pcia. Bs. As.).
Monumento inaugurado en 1952.
Parque General San Martín (Mar del Plata - Pcia. Bs. As.).
Plaza Independencia (Chascomús - Pcia. Bs. As.).

Río Cuarto (Pcia. de Córdoba). 
Monumento a San Martín, ubicado en Av. Argentina y Roca, ciudad de Neuquén.
Fue creado en 1954 cuando la ciudad cumplió 50 años.
Parque San Martín (Jujuy)
Plaza San Martín (Posadas - Pcia de Misiones).
Monumento inaugurado en 1935.
Asunción (Paraguay).
Río de Janeiro (Brasil).
Bogotá (Colombia).
Distrito Federal (México).
Parque del Oeste (Madrid, España).
Plaza San José de Cádiz (España).
Washington D.C. (EE.UU.)
Central Park (Nueva York).
Regalada por la ciudad de Buenos Aires en 1950.
Bruselas (Bélgica).








Regimiento de Granaderos a Caballo


Despiertan la evocación
de los héroes cuando pasan,
pero evocan, sobre todo,
la figura legendaria
del Supremo Capitán
de la luminosa espada,
que alumbró con su heroísmo
la epopeya americana.

("Granaderos", poema de Enrique P. Maroni).

Historia


El Regimiento de Granaderos a Caballo fue creado el 16 de marzo de 1812 por el General José de San Martín.


Desde San Lorenzo en 1813, su bautismo de fuego, hasta Ayacucho en 1824, el Regimiento combatió en donde se luchó por la libertad americana, dejando en Chacabuco, Maipú, Nazca, Jauja, Pasco, Riobamba, Chancay y Junín, entre otras acciones, claras muestras de su coraje, valor y sacrificio. Actuó en 20 campañas y sus efectivos participaron en 110 combates y conquistaron 22 condecoraciones.

En enero de 1826, ya de regreso en Buenos Aires y luego de participar de la epopeya emancipadora, los pocos que sobrevivieron a tantos años de lucha, depositaron sus armas en el cuartel del Retiro. Tras el regreso el Regimiento se disolvió, cerrándose así el primer ciclo de este glorioso Cuerpo de Caballería.

El 29 de mayo de 1903 el presidente Julio A. Roca firma el decreto de recreación del Regimiento luego de permanecer inactivo por 77 años. La unidad volvió a utilizar el histórico uniforme que dispusiera su fundador y, poco después, en el año 1907, se le confirió la función de ser Escolta Presidencial.

En esta segunda época el Regimiento ha sido testigo activo de los principales episodios que jalonaron la historia moderna de la República Argentina.


Diferentes uniformes


En agosto de 1826 es disuelto el Regimiento de Granaderos luego de trece años de servicios por orden del entonces presidente Bernardino Rivadavia. Pero en mayo de 1903, será recreado por orden del presidente Julio Argentino Roca, y ya en 1907, será designado como Escolta Presidencial. Entonces ¿el Uniforme utilizado en la Guerra de la Independencia, es el mismo de la recreación de 1903? La respuesta es NO, a pesar de mantener muchas de sus características; será distinto al original.

El motivo más que nada, estuvo dado en que se tomaron las líneas de diseño no de principios del siglo XIX, sino de finales de ese siglo.

Las diferencias que podemos ver en las imágenes que acompañan este texto (unas con el uniforme de 1812 y la otras con el utilizado desde 1903) serán las siguientes:

- El utilizado desde su creación en 1812 hasta la Campaña al Perú en 1820 (en el Perú utilizó un uniforme distinto e inédito para el Regimiento), era una chaqueta con faldones con una sola hilera de botones por el centro. El Uniforme de 1903 dispone de una solapa o peto y botones alrededor de la misma.

Granadero a Caballo de 1812.
Ilustración de Cristian Botozis.

- El cuello al igual que los puños eran azules con vivos granas, justamente porque el Comisario General del Ejército en 1812 le escribió a San Martín indicándole que el cuello y los puños no podían ser granas enteramente por no disponerse de suficiente cantidad de ese género en los almacenes del Estado. El uniforme de la recreación de 1903, tiene el cuello grana.

- El cuello era alto según los diseños de principios del siglo XIX, y no bajo, como el de la recreación, siguiendo los diseños de finales del siglo XIX.

- Los soldados y suboficiales no utilizaban en la Guerra de la Independencia charreteras como el de la recreación de 1903; no así los oficiales los cuales según su graduación, portaban una o dos y hasta de distinto color.


- El pantalón de montar era azul con franja amarilla en los costados, con refuerzo de cuero en la parte interna para evitar el desgaste. El pantalón de la recreación de 1903 es con franja grana a los costados.

- Las botas altas de montar fueron utilizadas desde 1812 a 1815, cuando son reemplazadas por botines o zapatos a la rusa. Por ese motivo, el pantalón pasa a ser recto al estilo sajón; o enteramente negro de abrigo como el utilizado en 1817 para la Campaña por la Cordillera de los Andes (a lo que se sumaban las pellizas también como elemento de abrigo). El Uniforme de 1903 dispone de botas altas o Granaderas.

- El shakó (llamado morrión) era de suela o cuero con los siguientes detalles:
  • Granada flamígera al frente (el de la recreación utiliza el chapón que tenía el shakó de uno de los oficiales Granaderos).
  • Cordones amarillos (el de la recreación utiliza cordones granas).
  • Penacho o plumón verde (el de la recreación utiliza el color grana por ser el distintivo de la Caballería)
Morrión, shackó o chacó de la recreación de 1903.

Respecto al morrión, ver: https://www.clarin.com/sociedad/guardianes-morrion-simbolo-Granaderos_0_Sk956GhL.html

Un último punto es el de las granadas bordadas en el cuello: queda documentado el uso de las mismas, por ser un detalle personal, en las chaquetas de los oficiales Mariano Necochea y José Matías Zapiola, las cuales estaban bordadas con hilos de oro.

Ese fue el uniforme original del Regimiento, con varias diferencias al de 1903.

Uniforme según Guillermo Palombo


El 19 de marzo de 1812 San Martín propuso al gobierno su plan para el uniforme del Escuadrón de línea de Granaderos a Caballo. Consistía el “de parada” o gala en “fraque” (que era una casaca) azul, con forro de ese color; el cuello, bocamangas y vivo, carmesí; botones “cabeza de turco” blancos; pantalón azul y chaleco blanco. Por cubrecabeza un “casco” o “gorra de casco” (que hoy llamamos morrión), con carrillera; bota alta con espuela; capote y maleta azul. El uniforme para ser usado en el cuartel consistiría en chaqueta azul y gorra de ese color. 

Granadero de 1812 (lámina de Louis Beaufort).
Uniforme diseñado por San Martín que no llegó a usarse.

El plan fue aprobado, pero el cuerpo usó en su uniforme un color distinto al propuesto, pues el 2 de mayo, por carencia de paño color carmesí, se dispuso que fuera enteramente azul, sin otra aplicación que un vivo encarnado y la representación de dos granadas en los extremos de los faldones de la casaca. 

En definitiva, de acuerdo a los documentos existentes, es posible reconstruir el primer uniforme, y el nombre de los artesanos que en ello intervinieron, de la siguiente forma: Casaca de paño azul, cuello y bocamangas del mismo género y color, con vivos grana y granadas de seda carmesí en el cuello y faldones que fueron bordadas por Juana Melo al precio de 1 ½ real cada una. Chaleco de mahón blanco, cuyas puntas sobresalían de la casaca. Pantalón –o calzón- de montar de paño azul, con vivos grana y sobrepuestos de cuero negro en la entrepierna. Botones de metal “cabeza de turco” con la leyenda “Provincias Unidas del Río de la Plata”, en círculo, y en el centro “Granaderos a Caballo”. El tambor mayor con casaca y pantalón de paño grana con vueltas azules guarnecido de cinta blanca. “Casco” o “gorra de casco” (fabricados por Miguel Tequi al precio de 4 reales cada uno): de suela negra con forro de género azul, guarniciones de cinta amarilla, cordones de hilo amarillo (provistos por José Chueco a 4 reales), que partiendo de los costados terminaba abajo el penacho de color verde (provistos por Josefa Luján a 4 ½ reales cada uno), carrillera de metal amarillo o bronce, en escamas, y granada de metal amarillo con la inscripción “Patria y Gloria” (provistas por Joaquín Barbosa a 4 pesos cada una), y sobre ésta la escarapela nacional bordada en seda (por Josefa Luján al precio de 1 real cada una). Botas largas granaderas de cuero negro, fabricadas por Francisco Labenta a 6 pesos el par. Espuelas de metal amarillo, con correas que jugaban en la hebilla de cada espuela (provistas por Francisco Muñoz), las que en julio de 1813 fueron cambiadas por las de acero (provistas por Juan Ortíz de Zárate a 14 reales el par). Bolsas de lona con correas y hebillas. Cinturón de tiros largos para el sable, con hebillas y demás herrajes de metal dorado (provistos por José Castro a 12 y 24 reales respectivamente). Sable corvo de los usados primitivamente por los “Auxiliares de Chile”, de los que San Martín adquirió algunos a 6 pesos cada uno (afilados por el amolador Juan Busquiazo a 2 reales cada uno); con dragona de cordón de hilo trenzado azul y blanco. Las banderolas para las lanzas eran de coco celeste y blancas (confeccionadas por Juana Arroyo a 4 reales cada una). 

La montura fue el llamado “recado” del país, compuesto por las siguientes piezas: freno con cabezadas de suela; jerga; carona de suela; “lomillo” con grampas, argollas y tres correas con hebillas para las valijas, con el número primario de portamosquetones con correas para el uso de éstos; cincha de cuero crudo con cuatro argollas de hierro; riendas de cuero trenzado; dos pellones, uno blanco y el otro negro con forro de lienzo blanco; cinchón de suela con hebilla y correa (que entregó Pedro Antonio Díaz). Los estribos fueron de palo (comprados a 24 reales la docena) que después de San Lorenzo fueron sustituidos por los de hierro con estriberas de suela y pasadores de hojalata, teniendo cada uno de ellos una argolla para descanso de la lanza.

Granadero en 1812 (lámina de Guillermo Roux). 
Se aprecia la bandolera, el cinturón negro y puntas 
del chaleco blanco asomando fuera de la casaca, 
pellón negro y manta azul con vivo amarillo. 
Probablemente siga los lineamientos de Palombo.

En 1814 fueron creadas 66 plazas de carabineros (tiradores selectos) distribuidos en todas las compañías. Fueron provistos de un uniforme especial: azul, con vivo grana en el cuello y bocamangas; pantalón de montar azul con sobrepuesto de cuero negro en la entrepierna y bota alta. Pelliza de húsar encarnada con alamares de trencilla con muletillas, adornada con piel de carnero negro en el borde. Por cubrecabeza un casco o gorra de casco confeccionadas por el maestro zapatero Pedro Bartolich, forrada por fuera con un turbante de piel de tigre, cimera empenachada y adornada con crin de caballo, visera guarnecida con cobre, carrilleras de hojalata y granada de estaño. 

Pero la especialidad no perduró en la organización táctica del cuerpo. En 1815 el calzón de montar fue sustituido por pantalones largos sajones (con entrepiernas forradas de cuero) y las botas granaderas por zapatos “a la rusa”. Para la Campaña de Los Andes, San Martín ordenó entregar los pantalones de paño azul con vivo encarnado de los Batallones Nº 7 y Nº 8 de Infantería a los Granaderos a Caballo, a cambio de los de montar “medio sajones” de éstos, cuyas guarniciones de cuero proporcionaban más abrigo a los negros de ambos batallones, puesto que ellos procedían por lo general del centro de África e iban a ser expuestos a los fríos de la Cordillera. 

Durante la campaña los granaderos vistieron casaca azul con solo un vivo encarnado y granadas amarillas en los faldones; pantalón azul sin cuero y con el mismo vivo; gorra de casco con cordones amarillo, penacho verde, carrileras de bronce, granada flamígera y escarapela al frente; botón dorado; botines negros. Los oficiales lucieron cinturón blanco; la tropa cinturón y bandolera de ante, canana. La montura consistió en chabrac azul con franja amarilla, pellón de cuero de carnero negro; valija de paño azul con galón amarillo; rendaje de cuero crudo. Los oficiales lucieron pellón blanco. El armamento consistió en lanzas (cuyas banderolas desde noviembre de 1816 fueron blancas y azules a cuadros), sable con vaina de metal y dragonas de ante, carabina o tercerola y pistola. 

En 1817 los cordones de la gorra y el pompón verde fueron cambiados por otros azul celeste, como se observa en el retrato del Sargento Mayor Manuel Medina, pintado por José Gil de Castro, que se exhibe en el Museo Histórico Nacional.

Sargento Mayor Manuel Medina luego de Chacabuco.
Pintura de José Gil de Castro.

En el Perú, en 1822, el 1er Escuadrón de Granaderos, usó casaca con solapa, azul, con cuello y vivos grana; pantalón de brin tipo “mameluco” y gorra de cuartel “de plato” azul con banda y vivo grana. Por entonces también cambió la montura para adecuarla al terreno montañoso. Tales son los uniformes usados por los Granaderos a Caballo.

Su uniforme histórico actual fue dispuesto por Decreto del 25 de Mayo de 1903.

Uniforme según Luqui Lagleyze


El uniforme de este regimiento [en 1817] consistía en casacas azules rectas con ocho botones dorados y vivo encarnado al frente, en el cuello, en las vueltas de los faldones y en las botas que eran de pico truncado. Lucían granadas de paño amarillo en los faldones mientras que para los oficiales las granadas eran bordadas de hilo de oro.

Los trompetas vestían casaca encarnada con botones de metal amarillo y vivos azules. La cordonadura del clarín era azul celeste y blanco.

De diario vestían chaquetas azules rectas con vivo encarnado y gorras de plato azul con banda grana.

Regimiento de Granaderos 1817
1-Trompa 2- Coronel 3-Soldado
Lámina de Daniel Pedrazzolli
asesoramiento de Julio Luqui Lagleyze.

El cubrecabezas era un morrión de suela forrado de paño azul con una granada de metal amarillo al frente y escarapela patria. Los cordones y raquetas eran de lana amarilla y el penacho de lana verde.

El calzado eran zapatones a la rusa o borceguíes de cuero negro con doble suela para soportar el desgaste.

Para el cruce de los Andes calzaron tamangos de piel y vistieron pellizas de paño encarnado con forro de piel negra y cordonadura amarilla.

Granadero a Caballo 1817 durante el cruce de los Andes
Lámina de Daniel Pedrazzolli
asesoramiento de Julio Luqui Lagleyze.

La fornitura consistía en cinturón con hebilla de metal amarillo adornada con una granada y correas blancas o de ante, llevando el portamosquetón y canana a la espalda.

La montura era un schabrac azul con franja amarilla, pellón de cuero de carnero negro con dientes de paño rojos para la tropa y de piel de carnero blanca con el mismo dentado para los oficiales. Se completaba con una valija de paño azul con galón de paño amarillo.

Los oficiales llevaban morriones guarnecidos en dorado, con carrilleras y granada de metal amarillo y pompón verde, mientras que los jefes usaban bicornio con escarapela patria.


Piezas de colección 1


Granaderos con el uniforme de 1812 durante el combate de San Lorenzo, confeccionados en aleación metálica y escala 1/32 (54 mm) por Osvaldo Verón:  http://www.msminiaturas.com.ar/































Piezas de colección 2


Nuevo set de granaderos con el uniforme de 1812 durante el combate de San Lorenzo, confeccionados en aleación metálica y escala 1/32 (54 mm) por Osvaldo Verón:  http://www.msminiaturas.com.ar/


























Pieza de colección 3


Abanderado del Regimiento de Granaderos a Caballo, confeccionados en aleación metálica y escala 1/32 (54 mm) por Osvaldo Verón:  http://www.msminiaturas.com.ar/




Pieza de colección 4


Oficial del Regimiento de Granaderos a Caballo, confeccionados en aleación metálica y escala 1/32 (54 mm) por Osvaldo Verón:  http://www.msminiaturas.com.ar/








Pieza de colección 5


La figura expuesta fue confeccionada sobre matriz de Roume en escala 1/24 (74 mm). Representa a un granadero de la Campaña de los Andes con su uniforme original, sin pechera y con una sola fila de botones.




Pieza de colección 6


También confeccionada sobre matriz de Roume en escala 1/24 (74 mm), presenta a un Granadero a Caballo trompeta de órdenes.

Como puede notarse, y siguiendo costumbres napoleónicas, el trompeta de órdenes de un regimiento utilizaba la chaqueta con los colores invertidos para ser distinguido por el jefe a la hora de darle órdenes.

Oficial y Trompeta del ejército napoleónico (1812).
Puede notarse la inversión de los colores del 
uniforme.

Uniformes correspondientes a un artillero a pie, un corneta montado, y un oficial a pie,
del Regimiento de Artillería Volante (1810-1811). Acuarela de José Balaguer.
Puede notarse la inversión de colores del uniforme del corneta montado.

En consecuencia, este granadero viste la casaca color rojo con vivos azules, en lugar del tradicional azul con vivos rojos.




Pieza de colección 7


Este otro granadero trompeta de órdenes luce el uniforme tradicional del Regimiento de Granaderos a Caballo. Fue confeccionado en aleación metálica y escala 1/32 (54 mm) por Miguel Escalante Galain: http://miguelesmodemil.blogspot.com.ar/






Piezas de colección 8


Dos granaderos a pie, un abanderado y otro con sable, confeccionados en aleación metálica y escala 1/32 (54 mm) por MS Miniaturas: http://www.msminiaturas.com.ar/

Lucen el uniforme del Regimiento desde su recreación en 1903.







"Los 60 granaderos" (Intérprete: Los Chalchaleros).

 






Carabinero de Granaderos


Historia


En 1814 fueron creadas en el Regimiento de Granaderos a Caballo 66 plazas de carabineros (tiradores selectos) distribuidos en todas las compañías.

Lámina de Guillermo Roux.

Fueron provistos de un uniforme especial: azul, con vivo grana en el cuello y bocamangas; pantalón de montar azul con sobrepuesto de cuero negro en la entrepierna y bota alta. Pelliza de húsar encarnada con alamares de trencilla con muletillas, adornada con piel de carnero negro en el borde. Por cubrecabeza un casco o gorra de casco confeccionadas por el maestro zapatero Pedro Bartolich, forrada por fuera con un turbante de piel de tigre, cimera empenachada y adornada con crin de caballo, visera guarnecida con cobre, carrilleras de hojalata y granada de estaño. Pero la especialidad no perduró en la organización táctica del cuerpo.


Lámina de Daniel Pedrazzolliasesoramiento de Julio Luqui Lagleyze.

Pieza de colección


Carabinero de Granaderos a Caballo, confeccionado en aleación metálica y escala 1/32 (54 mm) por Osvaldo Verón: http://www.msminiaturas.com.ar/











Mariano Necochea (1812)


Historia


Nació en Buenos Aires, el 7 de septiembre de 1792. Fueron sus padres don Francisco Casimiro Necochea, español y doña María Mercedes Sorasa y Tirado, porteña. En 1802, fue enviado a Sevilla, donde recibió una sólida instrucción.

Salió rumbo a Buenos Aires el 14 de noviembre de 1809 y llegó a su tierra en vísperas de la Revolución de Mayo. Para Lascano Tegui “las vinculaciones de su familia con los Alzaga y los del Pino retardaría su aparición en la primera fila de los patriotas”.

Alistado en el Regimiento de Granaderos a Caballo como alférez, el 24 de abril de 1812, fue promovido a teniente, el 24 de septiembre del mismo año. Estuvo en el combate de San Lorenzo, el 3 de febrero de 1813, y por su actuación mereció ser ascendido a ayudante mayor.

Se hallaba en Santa Fé, con una compañía de granaderos, cuando recibió la orden que debía marchar con destino a Tucumán para incorporarse al regimiento, ya que San Martín había sido designado jefe del Ejército del Norte.

Monumento a Mariano Necochea en la ciudad homónima.

Luego fue destacado para prestar servicios en la vanguardia de las tropas que debían apoyar los restos del ejército de Belgrano a las órdenes del general Rondeau. Marchó más tarde hacia el norte destacándose por su coraje en el encuentro del Tejar, el 26 de enero de 1815, donde se salvó de caer prisionero por la desmesura de su arrojo.

Así describe Yaben el hecho:
“El jefe de vanguardia de las fuerzas del Alto Perú, Cnl D Martín Rodríguez fue sorprendido por una división española y capturado con su fuerza en el Tejar; cuando se realizó la sorpresa, el capitán Necochea resistió en un corral de piedra con 25 granaderos, mas al ver la inutilidad de sus esfuerzos, monta su caballo en pelo y como un rayo se lanza sobre la caballería enemiga, partiendo en dos la cabeza de un bravo soldado que intenta detenerlo y esgrimiendo siempre su ensangrentado sable, se abre paso a través de las tropas realistas, siendo el único que escapa de aquella sorpresa, gracias a su arrojo temerario”.
Estuvo en Venta y Media y Sipe Sipe, donde luego de un brillante desempeño, fue herido durante la retirada del ejército sucedida la derrota, y estuvo a punto de ser víctima de los lugareños prorrealistas siendo salvado por el Cnl Hilarión de la Quintana.

Tras esa campaña en el Alto Perú, se trasladó a Mendoza para integrar las fuerzas que preparaba San Martín en el campamento del Plumerillo.

Posteriormente, fue capitán de escuadrón en las campañas del Alto Perú, instructor del Ejército Libertador en Mendoza, comandante del escuadrón de escolta de San Martín y, apenas cruzada la cordillera, triunfante en Las Coimas el 7 de febrero. 

Junto con Melián y el ingeniero militar Antonio Arcos (1762-1851) fueron los oficiales de la vanguardia, conducida por Miguel Estanislao Soler (1783-1849), que pusieron la cabecera en San Felipe en el valle de Putaendo.

Retrato de Mariano Necochea (1825). Óleo sobre tela
104.5 x 78 cm. Colección Museo Histórico Nacional, Buenos Aires.

Fue enviado más tarde al sur de Chile, concurriendo al asalto de la plaza de Talcahuano, el 6 de diciembre de 1817, estuvo en Cancha Rayada y en la batalla de Maipú, donde recibió una herida de importancia en la mano derecha.

Por su actuación en 1818 fue promovido a coronel graduado, obteniendo también la condecoración de la “Orden del Mérito” de Chile. Continuó con San Martín la campaña del Perú, participando en la ocupación de Lima y del Callao, obteniendo el grado de general de brigada en 1821.

Desde ese primer combate en tierra chilena, Necochea continuó en armas hasta Junín, bajo las órdenes de Simón Bolívar, donde recibió heridas que le impidieron actuar en Ayacucho. 

Necochea es ejemplo del insurgente que abraza la causa continental y asume una pertenencia compleja entre su lugar de nacimiento y la patria peruana de adopción. Fue gobernador de Lima, director de la Casa de la Moneda y mariscal peruano pero sin dejar de intervenir, en algunos momentos, en los conflictos de la provincia de Buenos Aires. A diferencia de José María Aguirre, asumió la obediencia a nuevas identidades políticas más allá de la filiación de nacimiento y de las disputas entre los cuerpos militares americanos.

Pieza de colección


El teniente Mariano Necochea con su uniforme de granadero en el combate de San Lorenzo el 3 de febrero de 1813. Figura confeccionada en aleación metálica y escala 1/32 (54 mm) por el modelista Juan Manuel Valea: https://www.facebook.com/modelismo.medida/












El Ejército de los Andes


En mayo de 1814, antes de que el Ejército del Norte fuera aniquilado definitivamente en Sipe-Sipe, San Martín se había dado cuenta de que para detener el avance de los españoles era necesario cambiar de estrategia. Por eso decidió formar un ejército en Mendoza, con el objetivo de cruzar los Andes, recuperar Chile de manos del poder de los realistas y llegar a Perú, para ese entonces el centro del poderío hispano en Sudamérica. Para eso, logró que el Director Posadas lo nombrase Gobernador Intendente de Cuyo (con jurisdicción sobre las actuales provincias de Mendoza, San Juan y San Luis) el 10 de agosto de 1814.

El Cuerpo de Auxiliares de los Andes, elevado a la categoría de regimiento Nro 11 de Infantería, al mando de Juan Gregorio de Las Heras, sirvió de base para la creación del Ejército de Los Andes. Se le incorporaron dos compañías del regimiento Nro 8 de Buenos Aires y una batería de artillería. En 1815 se concentró en Mendoza el Regimiento de Granaderos al mando del coronel Matías Zapiola. San Martín también organizó las milicias de infantería y caballería de Cuyo. Los hombres de 16 a 50 años que no se presentaran voluntariamente mientras los españoles ocupasen Chile, serían sorteados. Así reunió 400 hombres, que se entrenaban en el campamento del Plumerillo. A fines de 1815, el Ejército de los Andes tenía menos de 2.000 soldados, pero para enero de 1817, superaban los 4.000.

Analizaremos las figuras de colección correspondientes a este Ejército de forma separada.







Escuadrón de Cazadores a Caballo (1817)


Historia


El Batallón 1 de Cazadores de los Andes fue creado por San Martín sobre la base del Batallón 11 de Infantería en agosto de 1816. Su primer Jefe fue el Coronel Rudesindo Alvarado. La vida de este Batallón igualmente es bastante corta y se limita simplemente al Cruce de los Andes y toda la Campaña en Chile, participando activamente en las principales batallas. Lamentablemente, este cuerpo en el año 1820 se pliega a la sublevación del Ejército del Norte en Arequito, cuando se encontraba acantonado en la Provincia de San Juan para su reorganización. Posteriormente, este cuerpo se perdió en las luchas internas.

El uniforme del Batallón Nº 1, era bastante parecido a las unidades de fusileros ingleses. Igualmente el uniforme de los Cazadores de los Andes era enteramente idéntico al del Batallón Nº 11 del cual, como dijimos anteriormente, se había desprendido. El mismo estaba compuesto de la siguiente forma:

TROPA y SUBOFICIALES:

            -Chacó cilíndrico tipo inglés con una corneta al frente, cordones y pompón verde.
            -Casaca y pantalón azul con vivos de color verde.
            -Correaje completamente blanco.

Para los oficiales era enteramente el mismo uniforme, pero no tenía las dos bandoleras blancas, sino que una sola al estilo caballería, y charreteras en los hombros.

En lo referente al armamento: fusil y sable bayoneta para los soldados y suboficiales; y solo sable para los oficiales.

Soldado del Batallón de Cazadores de los Andes, 
con uniforme y armamento reglamentario. 

Posteriormente, el 2 de marzo de 1817, San Martín creó para su escolta personal el Escuadrón de Cazadores a Caballo, en base al Escuadrón Escolta del Regimiento de Granaderos a Caballo, con dos escuadrones, que el 1º de mayo se elevan a tres. Este Escuadrón era una unidad independiente del Regimiento de Granaderos a Caballo.

Su primer jefe fue el Coronel Mariano Necochea. El Escuadrón tuvo brillante actuación en las batallas de Chacabuco y Maipú, marchando luego con la expedición libertadora del Perú.

El Escuadrón de Cazadores a Caballo eran la escolta personal del Gral. San Martín, y utilizaban estos vistosos uniformes verdes, alamares blancos en las casacas, y gorros de piel negra.

Escuadrón de Cazadores a Caballo.
(por Eleodoro Marenco).


Escuadrón de Cazadores a Caballo.

(por Jorge R. González Moreno).

Pieza de colección 1


Cazador a Caballo de la escolta de San Martín, confeccionado en aleación metálica y escala 1/32 (54 mm) por Juan Manuel Valea: https://www.facebook.com/modelismo.medida/






Pieza de colección 2


Cazador a Caballo de los Andes a pie, montando guardia, confeccionado en aleación metálica y escala 1/32 (54 mm) por Juan Manuel Valea: https://www.facebook.com/modelismo.medida/





Piezas de colección 3


El set presentado incluye 4 figuras en escala 25 mm: San Martín y 3 soldados del Escuadrón de Cazadores a Caballo con chacó, uno con la bandera del Ejército de los Andes y dos con sables.


















Piezas de colección 4


La siguiente pieza del Escuadrón de Cazadores a Caballo escolta de San Martín fue confeccionada en escala 1/32 (54 mm) por Miguel Escalante Galain:  http://miguelesmodemil.blogspot.com.ar/













Artillero de los Andes (1817)


Historia


El Cuerpo de Auxiliares de los Andes, luego Regimiento Nro 11 de Infantería, al mando de Juan Gregorio de Las Heras, contaba con una batería de artillería con cuatro piezas, a las órdenes del sargento mayor Pedro Regalado de la Plaza, la cual se incorporó a mediados de diciembre de 1814.

Hacia octubre de 1815, el incipiente ejército contaba ya con unos 1.600 soldados de infantería, 1.000 de caballería de línea y 220 artilleros, con 10 cañones.

Mientras aumentaba el ejército, se presentaban problemas de difícil solución, pues había que vestir a las tropas y poner en condiciones de uso al armamento que, en su mayor parte, se hallaba en mal estado. Escaseaban, además, la pólvora y las municiones, careciéndose de medios para proveerse de ellas pues las únicas fábricas existentes –en Córdoba y La Rioja– no alcanzaban a satisfacer la demanda del Ejército del Alto Perú. El ingenio inagotable de San Martín zanjó en poco tiempo estas dificultades.

Durante el año 1815, las minas de Pismanta y Huayaguaz proveyeron 27 quintales de plomo y gran cantidad de azufre y las de Uspallata produjeron igualmente plomo y algo de plata. De este modo se lograron extraer de Cuyo los elementos para la fabricación de pólvora y los metales para alimentar las fraguas de fray Luis Beltrán.

O'Higgings y la maestranza de Fray Luis Beltrán (1817).

Con el concurso de un emigrado chileno, Dámaso Herrera, muy entendido en mecánica, se transformó el molino de Tejada en batán, accionado por el sistema hidráulico que poseía. San Luis contribuyó con bayetas de lana, las que una vez en Mendoza se teñían y se abatanaban hasta el grado de consistencia que se creía conveniente, y de estas bayetas o pañetes se vistió el ejército.

Del mismo modo, fue creada la maestranza y el parque de artillería, con la hábil dirección de fray Luis Beltrán, gran experto en matemática, física y metalurgia. En cuanto a la pólvora, dada la abundancia de salitre en la zona, se instaló un laboratorio con la dirección del ingeniero José Antonio Álvarez de Condarco, obteniéndose un producto de superior calidad y cubriéndose todas las necesidades previstas.


A estos organismos siguió la creación de otros, no menos importantes: la sanidad fue confiada al doctor Diego Paroissien; la vicaria castrense al sacerdote José Lorenzo Güiraldes; la comisaría del ejército a Juan Gregorio Lemos y la justicia militar, como auditor de guerra, al doctor Bernardo de Vera y Pintado.

En noviembre de 1816, se creó con los artilleros un batallón de 241 hombres con 18 piezas de diverso calibre.

Finalmente, a finales de 1816, el Ejército de los Andes disponía de 18 piezas de artillería, 1.500 caballos y 9.280 mulas.

Transporte en mulas de leña y artillería 1817.


1818 - Ejército de los Andes, cañón de 6 libras (batalla de Maipú).



Pieza de colección 1


La figura exhibida fue confeccionada en metal sobre matriz de Roume en escala 1/24 (74 mm). Se trata de una pieza fuera de la producción standard, de las denominadas "conversiones", piezas especiales que conjugan partes de distintos moldes.

Junto al artillero con la baqueta se encuentra una mula cargada con un barril de pólvora y dos cajas con pertrechos.








Pieza de colección 2


Aquí vemos sólo al artillero con la baqueta, misma escala y producción que el diorama anterior.



Pieza de colección 3


Hermoso diorama de la fragua de Fray Luis Beltrán, construyendo los cañones para el Ejército de los Andes. Podemos ver a dos auxiliares indios trabajando y a Fray Luis parado sobre las balas de cañón.

Se utilizaron materiales varios, pero las figuras humanas y el cañón son de aleación metálica. Fue confeccionado en escala 1/32 (54 mm) por Juan Manuel Valea: https://www.facebook.com/modelismo.medida/?fref=ts

Ver: https://www.infobae.com/2015/09/12/1754128-la-increible-historia-del-fray-luis-beltran-el-cura-artillero-san-martin/














Maestranza de Fray Luis Beltrán. Óleo de Paulino Iriarte. Museo del Pasado Cuyano









Baqueano de los Andes (1817)


Historia


La necesidad de los baqueanos como guías militares primaba a menudo en la consideración del Estado por sobre cualquier otra cosa. El baqueano era un asistente de enorme importancia para cualquier ejército en campaña. Conocedor a fondo del terreno, podía guiar a las tropas por senderos escarpados u ocultos, o podía conducir a la caballería enemiga hacia "campos malos" donde hierbas venenosas dejaban a los jinetes desmontados.

Cuerpo de Baqueanos del Ejército de los Andes (Marenco).

Domingo Faustino Sarmiento lo juzga de manera loable, calificándolo como "personaje eminente" e indispensable en las guerras:
"El Baqueano es un gaucho grave y reservado, que conoce a palmos veinte mil leguas cuadradas de llanuras, bosques y montañas. Es el topógrafo más completo, es el único mapa que lleva un general para dirigir los movimientos de su campaña. El Baqueano va siempre a su lado. Modesto y reservado como una tapia, está en todos los secretos de la campaña; la suerte del ejército, el éxito de una batalla, la conquista de una provincia, todo depende de él. 
El Baqueano es casi siempre fiel a su deber; pero no siempre el general tiene en él plena confianza. Imaginaos la posición de un jefe condenado a llevar un traidor a su lado, y a pedirle los conocimientos indispensables para triunfar. Un Baqueano encuentra una sendita que hace cruz con el camino que lleva: él sabe a qué aguada remota conduce; si encuentra mil, y esto sucede en un espacio de mil leguas, él las conoce todas, sabe de dónde vienen y a dónde van. El sabe el vado oculto que tiene un río, más arriba o más abajo del paso ordinario, y esto en cien ríos o arroyos; él conoce en los ciénagos extensos un sendero por donde pueden ser atravesados sin inconveniente, y esto en cien ciénagos distintos.
En lo más oscuro de la noche, en medio de los bosques o en las llanuras sin límites, perdidos sus compañeros, extraviados, da una vuelta en círculo de ellos, observa los árboles; si no los hay, se desmonta, se inclina a tierra, examina algunos matorrales y se orienta de la altura en que se halla, monta en seguida, y les dice para asegurarlos: "Estamos en dereseras de tal lugar, a tantas leguas de las habitaciones; el camino ha de ir al sur", y se dirige hacia el rumbo que señala, tranquilo, sin prisa de encontrarlo, y sin responder a las objeciones que el temor o la fascinación sugiere a los otros.
"Si aún esto no basta, o si se encuentra en la Pampa y la oscuridad es impenetrable, entonces arranca pastos de varios puntos, huele la raíz y la tierra, las masca, y después de repetir este procedimiento varias veces, se cerciora de la proximidad de algún lago, o arroyo salado, o de agua dulce, y sale en su busca para orientarse fijamente. El general Rosas, dicen, conoce por el gusto el pasto de cada estancia del sur de Buenos Aires."
"Si el Baqueano lo es de la Pampa, donde no hay caminos para atravesarla, y un pasajero le pide que lo lleve directamente a un paraje distante cincuenta leguas, el Baqueano se para un momento, reconoce el horizonte, examina el suelo, clava la vista en un punto y se echa a galopar con la rectitud de una flecha, hasta que cambia de rumbo por motivos que sólo él sabe, y galopando día y noche, llega al lugar designado" (Sarmiento, Domingo Faustino: "Facundo - Civilización y Barbarie", Ed. Librería La Facultad, Bs. As. 1917, Obras Escogidas T. II, Obras Completas T. VII, cap. 2, pp. 43-44).
Cruce de los Andes. San Martín encabeza la marcha junto a un baqueano
(Óleo de Pedro Maggi. Pinacoteca del Instituto Nacional Sanmartiniano).

El baqueano de la Patria


El recuerdo reverencia
a los que en dura batalla,
al fragor de la metralla
forjaron la independencia;
el baqueano fue la esencia
que nutrió cada victoria,
se emparentó con la gloria
en patrióticos combates,
y escribió en esos embates
una página de historia.


Señuelo del caudillaje
en aventuras remotas,
cuando marcó las derrotas
en inhóspito paisaje;
fue anónimo personaje
en las bélicas campañas,
un puntal en las hazañas
de lanzas y boleadoras,
y en “lides” libertadoras
de llanuras y montañas.


De mirada penetrante,
templado y adusto gesto,
con sutileza en su puesto
cumplió un papel de gigante;
fue el soldado trashumante
que gestó una etapa bella,
y se agigantó la estrella
de San Martín y Belgrano,
con la guía de su mano
orientadora en la huella.


Gaucho serio y cauteloso
dueño de sutil argucia,
rumbeador con fina astucia
en terreno cenagoso;
pertinaz, firme, ingenioso,
para hallar el rumbo cierto,
en bosques o campo abierto
dominaba cada atajo,
y conocía a destajo
los misterios del desierto.


Cruzó en las noches oscuras
con privilegiado tacto,
y en férreo y valiente acto
desbarató las conjuras;
fundado en razones puras
fue símbolo de hidalguía,
su arcaica sabiduría
se fue rindiendo al progreso,
pero ganó con exceso
el honor de una poesía.

(poema de Juan Carlos Pirali).


San Martín recibe al baqueano Villagrán.
("Revolución: El cruce de los Andes", 2011)

El baqueano indica el camino.
("Revolución: El cruce de los Andes", 2011)


Pieza de colección


La figura diseñada por Roume en escala 1/24 (74 mm), nos presenta al típico gaucho baqueano que acompañó a San Martín en el Cruce de los Andes, iniciado el 17 de enero de 1817, similar al del cuadro de Pedro Maggi.




















Regimiento de Infantería "Burgos" (Realistas)


Historia


El Regimiento de Infantería "Burgos" n.º 36, apodado El Sol, fue un regimiento de infantería del Ejército de Tierra de España, creado en 1694 como Tercio Provincial Nuevo de Burgos. Disuelto en 1965, el historial pasa al San Quintín n.º 32.

Fue creado en el año 1694 en la ciudad de Burgos con la denominación de Tercio Provincial Nuevo de Burgos, siendo su primer Jefe el Maestre de Campo José Vélez de Guevara.​ En el año 1704 adopta la estructura de regimiento, para más adelante, en 1707, perder la denominación de Provincial y quedar constituido como Regimiento de Infantería "Burgos" n.º 22. A lo largo de su historia cambió de numeral en varias ocasiones.

Sargento 1º del Regimiento de Infantería "Burgos",
siglo XVIII.

En mayo de 1815 fue dividido en dos Batallones. En 1817 estaba al mando del General José de Canterac y fue destinado al reforzar el Ejército del Virreinato del Perú. El segundo batallón embarcó el 1 de abril de 1817 al mando del Teniente Coronel Agustín O'Termín debiendo llegar a Perú por vía de Costa Firme mientras que el primer batallón lo haría el 2 de mayo desde Cádiz por la ruta de Cabo de Hornos. El segundo batallón nunca llegaría a destino ya que el General Pablo Morillo lo retuvo para cubrir su falta de tropas.

Entre los años 1816 a 1824 participa en las acciones de Moquegua, Maracaibo, Ayacucho, La Habana y otras.Durante la Guerra de la Independencia de Chile toma parte en la Batalla de Maipú encuadrado en el Ejército Realista al mando del General Mariano Osorio, donde su primer batallón sufrió un grave castigo, y terminó rindiéndose ante el independentista General San Martín.

Regimiento de Infantería "Burgos" (Batalla de Maipú).

El Regimiento destinado al continente americano fue totalmente destruido entre los años 1823 y 1824 tras participar en la Batalla naval del Lago de Maracaibo y la Batalla de Ayacucho.

Uniforme


Según el Reglamento de 1815 su uniforme debía ser: "Casaca azul turquí, solapa verde; vuelta, cuello y hombreras amarillo; forro encarnado; vivos, ojales de la solapa y botón blanco; chaleco y calzón blanco; botín de paño negro largo; pantalón ancho azul celeste, y de lienzo blanco con medios botines".

Según la Guía de Forasteros de Madrid de 1817 el uniforme del expedicionario en Costa Firme y Perú, era: "Casaca azul turquí, solapa verde, vuelta y cuello anteados, forro encarnado, vivo, ojal y solapa (¿cartera en el puño?) blancos, botín de paño negro, pantalón azul o blanco".

Para la campaña de Chile el "Burgos", al parecer, fue uniformado a nuevo con casaca azul, solapa encarnada, cuello y botamangas anteadas, chupa y pantalón blancos. En la batalla de Maipú estuvo vestido con su uniforme de campaña de verano, de brin con vivo y divisa verde. Los músicos, pífanos y tambores estaban uniformados de chaquetas rojas, al estilo dorman como los otros cuerpos y con cuellos y puños verdes (Tambores y Pífanos) y amarillos (Músicos).

Fusilero y Tambor del "Burgos" (1818).

Piezas de colección


Regimiento de Infantería de Burgos en su campaña americana, confeccionado en aleación metálica y escala 1/32 (54 mm) por: http://www.msminiaturas.com.ar/

El set se compone de 1 oficial con pistola, 4 fusileros, 1 cazador, 1 abanderado y 1 tambor .






























Compañía de Dragones de Plaza (1816)


Historia


Por resolución del Director Supremo, el 20 de abril de 1815 se crea una partida de caballería para el servicio de la Plaza, compuesta de 30 hombres, con un Sargento y 2 Cabos, debiendo ser en lo posible soldados retirados o licenciados no aptos para el servicio activo, siendo instruidos como Dragones. Su misión se reducía a servir como correos de la Ayudantía de la Plaza, cubrir guardias en establecimientos dependientes de esa Ayudantía, realizar patrullas dentro de la Capital como una especie de policía militar, y otras comisiones del servicio ordenadas por el Ayudante de la Plaza.

Tres meses después de su creación se eleva el número de hombres a 33, y el 4 de julio de 1816 a 100, siendo conocida ya como Compañía de Dragones de Plaza. Esta pequeña unidad la encontramos aún a mediados de 1820, siempre con su misión original, y es muy posible que haya sido disuelta a fines de ese mismo año.

Compañía de Dragones de Plaza, uniforme diario (1816).
Lámina de Jorge Héctor Fernández Rivas.

Uniforme


El uniforme autorizado a la Partida de Plaza en mayo de 1815 está compuesta por "chaqueta azul con vivos grana en la manga, cuello y en la gorra de cuartel" y "su armamento: sable con cinturón, carabina y pistola". Pese a los pocos detalles explicados en dicha propuesta Fernández Rivas manifiesta que ha podido reconstruir el uniforme guiándose por los modelos en uso en la época, completando la reconstrucción con numerosos datos posteriores hallados en varios recibos de provisión.

Ya en 1817 se proveen a esta unidad pantalones azules con vivos grana, entrepiernas y bota figurada de cuero negro, como así también gorras o shacó de suela para parada. El capota con esclavina es azul con vivos grana.

Pieza de colección


La figura exhibida fue confeccionada en aleación metálica y escala 1/32 (54 mm) por Miguel Escalante Galain: http://miguelesmodemil.blogspot.com.ar/

Está claramente inspirada en la lámina de Fernández Rivas.












Declaración de la Independencia



Antecedentes


El solemne momento del 9 de julio de 1816, ha sido representado hasta el cansancio en dibujos, pinturas y esculturas. Desde los libros escolares -y obviamente el “Billiken”- hasta esos trabajos de gran envergadura guardados en museos que nadie visita, artistas buenos y no tan buenos han rivalizado para representar a los congresales de Tucumán aclamando la Declaración de la Independencia.

En 1941, el diario "La Prensa" llamó a un concurso, para la ilustración histórica de su edición del 9 de julio de ese año. El premiado resultó el pintor Antonio González Moreno (1896-1968) y su acuarela se publicó, impresa en colores y a toda página, como tapa de la segunda sección del diario. Llevaba al pie un pequeño esquema para identificar a los retratados.

La ilustración muestra el sector de la presidencia del Soberano Congreso de Tucumán, en el momento en que se proclama la Independencia. Se advierte que el artista se documentó en los retratos existentes, para pintar a 16 de los 29 congresales que estuvieron en la sesión. Las figuras más notorias, de frente y al centro, son el presidente Francisco Narciso de Laprida, el secretario Juan José Paso (encorvado y leyendo el acta) y fray Justo Santa María de Oro. Entre estos dos, mira de frente Mariano Boedo.

Acuarela de Antonio González Moreno (1941).

Desde la izquierda, están José Darragueyra, Pedro Ignacio de Castro Barros y, de espaldas, con uniforme militar y el bicornio en alto, José Ignacio de Gorriti. En el bloque de la derecha, se distingue a Tomás Godoy Cruz, a Tomás Manuel de Anchorena, de perfil, con sombrero y bastón en la mano. En su hombro se apoya Pedro Medrano. Detrás de este, Pedro Ignacio de Rivera y Fray Cayetano Rodríguez. Asidos a los barrotes de la ventana, Eduardo Pérez Bulnes y Mariano Sánchez de Loria. Sobre el ángulo izquierdo, Antonio Sáenz habla con Esteban Agustín Gazcón.

El aire triunfal del conjunto respeta los cánones usuales de la pintura histórica argentina. No es la única ilustración que reconstruyó el 9 de julio de 1816; pero sí parece ser la más exitosa, dada la frecuencia con que se la reproduce hasta hoy.


Pieza de colección


Esta excelente escena de la Declaración de Independencia fue confeccionada en escala 1/32 (54 mm) por: http://www.msminiaturas.com.ar/

Está claramente inspirada en la pintura González Moreno. Salvo la mesa, todas las figuras son móviles, por lo que uno puede armar la escena variando la composición.


































General Martín Miguel de Güemes


Historia


En la entrada anterior, vimos la historia de Güemes hasta las invasiones inglesas y su importante participación en la Defensa de Buenos Aires (1807), incluyendo la toma del buque británico "Justina", la mando de un cuerpo de caballería.

Tras la Revolución de Mayo, se incorporó al ejército patriota destinado al Alto Perú y formó parte de las tropas victoriosas en Suipacha. Regresó a Buenos Aires y colaboró en el sitio de Montevideo.

Pero Güemes no olvidaba su Salta natal, a la que volverá definitivamente en 1815. Gracias a su experiencia militar, pudo ponerse al frente de la resistencia a los realistas, organizando al pueblo de Salta y militarizando la provincia. El 15 de mayo de 1815 fue electo como gobernador de su provincia, cargo que ejercerá hasta 1820.






No existe ningún retrato oficial de Güemes. Esta carbonilla de medio cuerpo, realizada en 1902 bajo el relato de 3 de los nietos del héroe por Eduardo Schiaffino, que se encuentra en el Museo de Bellas Artes de la Provincia de Salta, es la imagen oficial de Güemes certificada por el Instituto Güemesiano de Salta.








A fines de noviembre de 1815, tras ser derrotado en Sipe Sipe, Rondeau intentó quitarle 500 fusiles a los gauchos salteños. Güemes se negó terminantemente a desarmar a su provincia. El conflicto llegó a oídos del Director Supremo Álvarez Thomas quien decidió enviar una expedición al mando del coronel Domingo French para mediar en el conflicto y socorrer a las tropas de Rondeau varadas en el norte salteño. Rondeau parecía más preocupado por escarmentar a Güemes y evitar el surgimiento de un nuevo Artigas en el Norte que por aunar fuerzas y preparar la resistencia frente al inminente avance español. Finalmente, el 22 de marzo de 1816 se llegó a un acuerdo: Salta seguiría con sus métodos de guerra gaucha bajo la conducción de Güemes y brindaría auxilio a las tropas enviadas desde Buenos Aires.

Dos días después, iniciaba sus sesiones el Congreso de Tucumán que designó Director Supremo a Juan Martín de Pueyrredón. El nuevo jefe del ejecutivo viajó a Salta ante las críticas y sospechas de muchos porteños, que dudaban de la capacidad militar de Güemes y sus gauchos. Pueyrredón quedó tan conforme que ordenó que el ejército del Norte se retirara hasta Tucumán y ascendió al caudillo salteño al grado de coronel mayor.

San Martín apoyó la decisión de Pueyrredón y confirmó los valores militares y el carisma de Güemes y le confió la custodia de la frontera Norte. Dirá San Martín: "Los gauchos de Salta solos están haciendo al enemigo una guerra de recursos tan terrible que lo han obligado a desprenderse de una división con el solo objeto de extraer mulas y ganado".

Belgrano también valoraba la acción de Güemes. De esta forma nació entre ellos una gran amistad. Esto le dice Güemes a su amigo en una carta: "Hace Ud. Muy bien en reírse de los doctores; sus vocinglerías se las lleva el viento. Mis afanes y desvelos no tienen más objeto que el bien general y en esta inteligencia no hago caso de todos esos malvados que tratan de dividirnos. Así pues, trabajemos con empeño y tesón, que si las generaciones presentes nos son ingratas, las futuras venerarán nuestra memoria, que es la recompensa que deben esperar los patriotas".

El jefe de las fuerzas realistas, general Joaquín de la Pezuela, envió una nota al virrey del Perú, señalándole la difícil situación en que se encontraba su ejército ante la acción de las partidas gauchas de Güemes. "Su plan es de no dar ni recibir batalla decisiva en parte alguna, y sí de hostilizarnos en nuestras posiciones y movimientos. Observo que, en su conformidad, son inundados estos interminables bosques con partidas de gauchos apoyadas todas ellas con trescientos fusileros que al abrigo de la continuada e impenetrable espesura, y a beneficio de ser muy prácticos y de estar bien montados, se atreven con frecuencia a llegar hasta los arrabales de Salta y a tirotear nuestros cuerpos por respetables que sean, a arrebatar de improviso cualquier individuo que tiene la imprudencia de alejarse una cuadra de la plaza o del campamento, y burlan, ocultos en la mañana, las salidas nuestras, ponen en peligro mi comunicación con Salta a pesar de dos partidas que tengo apostadas en el intermedio; en una palabra, experimento que nos hacen casi con impunidad una guerra lenta pero fatigosa y perjudicial."


A principios de 1817, Güemes fue informado sobre los planes del Mariscal de la Serna de realizar una gran invasión sobre Salta. Se trataba de una fuerza de 3.500 hombres integrada por los batallones Gerona, Húsares de Fernando VII y Dragones de la Unión. Eran veteranos vencedores de Napoleón. Güemes puso a la provincia en pie de guerra. Organizó un verdadero ejército popular en partidas de no más de veinte hombres.

El 1º de marzo de 1817, Güemes logró recuperar Humahuaca y se dispuso a esperar la invasión. Los realistas acamparon en las cercanías. Habían recibido refuerzos y ya sumaban 5.400. La estrategia de Güemes será una aparente retirada con tierra arrasada, pero con un permanente hostigamiento al enemigo con tácticas guerrilleras. En estas condiciones las fuerzas de La Serna llegaron a Salta el 16 de abril de 1817. El boicot de la población salteña fue absoluto y las tropas sufrieron permanentes ataques relámpago. El general español comenzó a preocuparse y sus tropas empezaron a desmoralizarse. No lo ayudaron las noticias que llegaron desde Chile confirmando la victoria de San Martín en Chacabuco. De la Serna decidió emprender la retirada hacia el Alto Perú.

Las victorias de San Martín en Chile y de Güemes en el Norte permitían pensar en una lógica ofensiva común del ejército del Norte estacionado en Tucumán a las órdenes de Belgrano y los gauchos salteños hacia el Alto Perú. Pero lamentablemente las cosas no fueron así. La partida de San Martín hacia Lima, base de los ejércitos que atacaban a las provincias norteñas, se demorará en Chile por falta de recursos hasta agosto de 1820. Belgrano, por su parte, será convocado por el Directorio para combatir a los artiguistas de Santa Fe. Güemes y sus gauchos estaban otra vez solos frente al ejército español.

En marzo de 1819, se produjo una nueva invasión realista. Güemes se preparaba nuevamente a resistir. Sabía que no podía contar con el apoyo porteño: su viejo rival José Rondeau era el nuevo Director Supremo de las Provincias Unidas. La prioridad de Rondeau no era la guerra por la independencia sino terminar con el modelo artiguista en la Banda Oriental, que proponía federalismo y reparto de tierras. El nuevo director llegó a ordenarle a San Martín abandonar su campaña libertadora hacia el Perú y regresar a Buenos Aires con su ejército para reprimir a los federales. San Martín desobedeció y aclaró que nunca desenvainaría su espada para reprimir a sus compatriotas.

El panorama de la provincia de Salta era desolador. La guerra, permanente, los campos arrasados y la interrupción del comercio con el Alto Perú habían dejado a la provincia en la miseria. Así lo cuenta Güemes en una carta a Belgrano: "Esta provincia no me representa más que un semblante de miseria, de lágrimas y de agonías. La nación sabe cuántos y cuán grandes sacrificios tienen hechos la provincia de Salta en defensa de su idolatrada libertad y que a costa de fatigas y de sangre ha logrado que los demás pueblos hermanos conserven el precio de su seguridad y sosiego; pues en premio de tanto heroísmo exige la gratitud que emulamos de unos sentimientos patrióticos contribuyan con sus auxilios a remediar su aflicción y su miseria". Pero los auxilios no llegaron nunca y la situación se hacía insostenible porque las clases altas de Salta le retaceaban su apoyo por el temor de aumentar el poder de Güemes y por la desconfianza que le despertaban las partidas de gauchos armadas a las que sólo toleraban ver en su rol de peones de sus haciendas.

En 1820, la lucha entre las fuerzas directoriales y los caudillos del Litoral llegó a su punto culminante con la victoria de los federales en Cepeda. Caían las autoridades nacionales y comenzaba una prolongada guerra civil. En ese marco, se produjo una nueva invasión española. En febrero, el general Canterac ocupó Jujuy y a fines de mayo logró tomar la ciudad de Salta. San Martín, desde Chile, nombró a Güemes y le pidió que resistiera y le reiteró su absoluta confianza nombrándolo Jefe del Ejército de Observación sobre el Perú. A Canterac no le irá mejor que a La Serna: terminará retirándose hacia al Norte.

"Martín Miguel de Güemes en su uniforme de gala". Oleo sobre tela de M. Prieto.
Se encuentra en el Museo Histórico R C Lig 5 - "Gral. Güemes" - Infernales.

El año 1821, fue sumamente duro para Güemes porque a la amenaza de un nuevo ataque español se sumaron los problemas derivados de la guerra civil. Güemes debía atender dos frentes militares: al Norte, los españoles; al Sur, el gobernador de Tucumán, Bernabé Aráoz que, aliado a los terratenientes salteños, hostigaba permanentemente a Güemes, que será derrotado el 3 de abril de 1821. El Cabildo de Salta, dominado por los sectores conservadores, aprovechó la ocasión para deponer a Güemes de su cargo de gobernador. Pero a fines de mayo Güemes irrumpió en la ciudad con sus gauchos y recuperó el poder. Todos esperaban graves represalias, pero éstas se limitaron a aumentar los empréstitos forzosos a sus adversarios.

Estas divisiones internas debilitaron el poder de Güemes y facilitaron la penetración española en territorio norteño. Los sectores poderosos de Salta no dudaron en ofrecer su colaboración el enemigo para eliminar a Güemes.

El coronel salteño a las órdenes del ejército español José María Valdés, alias "Barbarucho", buen conocedor del terreno, avanzó con sus hombres y ocupó Salta el 7 de junio de 1821. Valdés contó con el apoyo de los terratenientes salteños, a los que les garantizó el respeto a sus propiedades.

Güemes estaba refugiado en casa de su hermana Magdalena Güemes de Tejada, "Macacha". Al escuchar unos disparos, decidió escapar a caballo pero, en la huída, recibió un balazo en la espalda. Llegó gravemente herido a su campamento de Chamical con la intención de preparar la novena defensa de Salta. Reunió a sus oficiales y les transfirió el mando y dio las últimas indicaciones. Murió el 17 de junio de 1821 en la Cañada de la Horqueta. El pueblo salteño concurrió en masa a su entierro en la Capilla de Chamical y el 22 de julio le brindó el mejor homenaje al jefe de la guerra gaucha: liderados por el coronel José Antonio Fernández Cornejo, los gauchos de Güemes derrotaron a "Barbarucho" Valdés y expulsaron para siempre a los españoles de Salta.


El general Paz dice en sus “Memorias” que Güemes “principió por identificarse con los gauchos, adoptando sus trajes en la forma, pero no en la materia, por que era lujoso en su vestido, usando guardamontes y afectando las maneras de aquellas gentes poco civilizadas”. Y en una nota añade: “posteriormente y siendo ya gobernador de Salta, hasta cuando paseaba en la ciudad solía poner guardamontes por ostentación; y llegó a tenerlos de mucho lujo de tela fina y costoso bordado. Su vestido era, por lo común, de chaqueta, pero siempre con adorno sobrecargado, ya de pieles, ya de bordado y cordones de oro y plata”.

Pieza de colección 1


Figura del General Martín Miguel de Güemes confeccionada en aleación metálica y escala 1/24 (74 mm) sobre matriz de Roume.

Se trata de una pieza fuera de la producción standard, de las denominadas "conversiones", piezas especiales que conjugan partes de distintos moldes.








Pieza de colección 2


General Martín Miguel de Güemes a pie, con sable y sombrero bicornio en su mano, confeccionado en escala 1/32 (54 mm) por Juan Manuel Valea: https://www.facebook.com/modelismo.medida/






Pieza de colección 3


La figura exhibida presenta a Güemes con uniforme de gala, similar al óleo de M. Prieto, con banda celeste, montado y con el típico guardamonte de los gauchos del Norte. Fue confeccionada en escala 1/32 (54 mm) por Miguel Escalante Galain: http://miguelesmodemil.blogspot.com.ar/
















Infernales de Güemes

Historia


La tropa más conocida del general Güemes es su Escuadrón de "Infernales".  Dice la leyenda que un cura "godo" en un sermón denomina a un regimiento llegado a su ciudad vestido de blanco como "angélicos"; al enterarse Güemes de ésto, decide vestir a sus soldados de rojo y denominarlos "infernales".

Fue creado por disposición de Güemes, en su carácter de gobernador Intendente de la Provincia de Salta, en Oficio del 12 de septiembre de 1815, elevado al Director Supremo del Estado.

Los fundamentos esgrimidos fueron que convenía reunir en un cuerpo orgánico a los gauchos, que hasta ese entonces habían combatido desinteresadamente por la libertad de la Patria, expresándolo así:
"No dudando del beneplácito de V. E. he organizado una división de caballería, compuesta de dos escuadrones de a dos compañías, cada una de cien plazas; y he dispuesto se les instruya en todo lo necesario al desempeño del servicio de infantería, para que puedan ser ocupados así a pie como a caballo, con la denominación de División Infernal de Gauchos de Línea. A la fecha se halla con la fuerza que manifiesta el Estado que adjunto a V. E. armado por ahora con fusil y bayoneta. Su disciplina es ya regular en una y otra arma, tanto que la considero suficiente para el desempeño del servicio en campaña y en guarnición".
Creación de la "División Infernal de Gauchos de Línea".
"Güemes Documentado", T. 2, p. 316.

La creación de esta unidad, destinada a combatir a pie o a caballo, revelaba el interés de Güemes de disponer de una unidad del tipo de los "Dragones" de los españoles, apta para su movilidad para cubrir largos trayectos y efectuar la defensa a pie de pasos, desfiladeros, bañados o lugares de difícil tránsito o acceso.

En el borrador de contestación el gobierno central expresa:

Respuesta negativa del Director Balcarce.
"Güemes Documentado", T. 2, p. 317.

Para comprender la negativa del gobierno nacional baste señalar que el tercer ejército auxiliar del Perú, al mando de Rondeau, sería derrotado en noviembre de ese año en Sipe Sipe, es decir, un mes después del requerimiento de Güemes que, ya para ese entonces, no dudaba de esa suerte, dada la indisciplina y escasa efectividad de aquella tropa.

Según Vicente F. López, los Infernales estaban uniformados en la siguinte forma:
“los soldados estaban vestidos de chaqueta, punzoes, pantalones blancos y sombreros altos encopetados con plumas blancas. Los oficiales llevaban el mismo pero con gorros de manga larga, adornados con galones, cuya punta caía sobre el hombro izquierdo. Güemes vestía del mismo modo, distinguiéndose por su capa corta y flotante de color de grana también; y como era el oficial más lujoso del ejército, llevaba el pecho cruzado de alamares vistosos, y el caballo todo adornado con ricas prendas de oro y plata. Jamás andaba a pie, y me ha referido con frecuencia el secretario de aquel ejército (D. Vicente) cuan prestigiosa era la figura de este comandante hacia en las calles ondulosas y quebradas de Potosí cuando las tropas argentinas entraron por primera vez en la ciudad que era todavía en aquel tiempo la capital del lujo y de la opulencia en el virreinato de Buenos Aires”.
Oficial del Escuadrón de Infernales, por Eleodoro Marenco.
Montado en mula y armado con sable y carabina.

Describiendo el indumento de los gauchos, dice el general Miller: “un sombrero redondo pequeño, una camisa, un poncho, unos calzones abiertos hasta las rodillas y unas botas hechas de cuero al pelo, eran las únicas prendas de vestir que comúnmente llevaban y traían”. El Regimiento de Dragones Infernales creado por Güemes para oponerlos a los Angélicos organizados por el cura de Yavi, vestía chaqueta y pantalón rojo llevando en su sombrero negro una pluma de avestruz o en su defecto una flor de cortadera, que simbolizaba su adhesión a Güemes.

Éste es el uniforme histórico del REGIMIENTO DE CABALLERIA LIGERA 5º.
Aunque la indumentaria más típica por la que se conoce a los infernales es aquella en la que cada soldado viste una ropa de gaucho norteño, es decir un chambergo de alas anchas, un poncho teñido de rojo o colorado con listas y guardas negras, montandos sobre ágiles caballos protegiendo estos gauchos sus piernas con "guardamontes" de cuero y usando como arma principal más común una lanza.


Gauchos de Güemes, por Eleodoro Marenco.
Se observa una vestimenta más irregular en los
gauchos, armados con lanzas y boleadoras.

Los Infernales se especializaron en el tiro de lazo a la carrera, en disparar en forma eficaz desde caballos o mulas en movimiento, y en cambios rápidos de formación para actuar como infantería.

Dada las características del terreno en el que debían actuar, los infernales de Güemes, muchas veces, cambiaban el caballo por la mula, como lo certifican muchos documentos.

"Güemes Documentado", T. 3, pp. 115-116.

Gaucho de los Infernales, montado en mula y armado
con carabina y sable (Jorge. R. González Moreno).
La composición étnica de los Infernales era de lo más variada. Si bien la mayor parte de la tropa está formada por criollos y gauchos mestizos, encontramos también indios, pardos, morenos y hasta algunos británicos que habían quedado en la zona del Río de la Plata luego de las invasiones inglesas. Estos británicos se sumaron a la lucha revolucionaria y, en el caso de Güemes, formaron parte de su guardia personal.

Gaucho del Regimiento de Infernales (montado)
y gaucho británico de la guardia de Güemes.

Piezas de colección


Set de 12 jinetes pertenecientes al Regimiento de Infernales de Güemes, fabricado en aleación metálica y escala 1/32 (54 mm) por MS Miniaturas: http://www.msminiaturas.com.ar/

Estos Infernales montan en mula y utilizan una gran variedad de armas de fuego, sables, lanzas, boleadoras, etc. Predomina el típico uniforme rojo, con gorro de manga, pero también observamos figuras con gorro redondo o sombrero tipo chambergo.

Asimismo, el set de 12 piezas representa fielmente la composición étnica del Regimiento de Infernales, con criollos, gauchos mestizos, indios, pardos, morenos y británicos.

Proceso de producción






 Resultado final


























Soldado del regimiento de granaderos a caballo de Güemes (1816)


Historia


Pero además de sus famosos "Infernales", Güemes contó con un Regimiento de Coraceros y uno de Granderos a Caballo.

Soldado del Regimiento de
Granaderos a Caballo de Güemes.

Los Granaderos a Caballo de Güemes tienen su antecedente inmediato en un piquete de Dragones establecido como vanguardia contra los realistas, luego que el Ejército del Norte se replegara a la Ciudadela de Tucumán, tras la derrota en la batalla de Sipe Sipe.
"He dispuesto que el teniente coronel don Juan José Quesada pase con 50 infernales y cien gauchos a ocupar la vanguardia. Ordene VS en consecuencia al coronel don Diego Balcarce que le entregue el mando que tiene de ella luego que se le presente y que de los dragones que están a sus órdenes deje también a las del dicho Quesada, 50 con un capitán, un teniente y un alférez, de actividad y confianza, retirándose con el resto de su fuerza a ese Cuartel general [...]" (Nota del Director Supremo Juan Martín de Pueyrredón al General Rondeau de 16 de mayo de 1816, cit. en Villagrán San Millán, Martín R.: "Jujuy vs Güemes. Junio de 1816"; en Revista Cruz de Sur, Nº 8, Año IV, 2014, págs. 151-226).
"Güemes documentado", T. 8, pág. 171.

Con estos mismos hombres, el gobernador de Salta Martín Miguel de Güemes creará el Regimiento de Granaderos a Caballos, como lo atestigua la representación de Cipriano Zapana ante el Gobernador Intendente de Salta, de 6 de agosto de 1825:

"Señor Gobernador Intendente y Capitán General.
     Cipriano Zapana vecino de esta ciudad, ante VS con todo respeto parezco y digo: Que habiéndose retirado el señor general jefe don José Rondeau con el ejército a la del Tucumán nos dejó de avanzada a un piquete de Dragones en el punto de Humahuaca, al comando del señor teniente coronel don Francisco Salas, con el objeto de investigar los movimientos del enemigo y, estando allí, nos mandó bajar a ésta, el finado ex-gobernador don Martín Güemes y con dicho piquete levantó un escuadrón de Granaderos a Caballo, que componía la vanguardia en esta provincia y yo presté mis servicios en el referido escuadrón en la clase de sargento 1º con grado de alférez, donde he militado con la honradez que se requiere para destinos de esta clase, sin que jamás se me haya notado crimen alguno. Y viéndome en la presente en la mayor mendicidad, ocurro a la justificación de VS a fin de que se digne mandar que por el Ministerio Principal de Hacienda se me formen mis correspondientes ajustes desde la fundación del expresado escuadrón hasta que se disolvió; fechos que sean, suplico a la integridad de VS se sirva declararlos de legítimo abono por los fondos del Estado. Espero alcanzar justicia de la innata benignidad de VS y para ello, etc.".
                                                                                        Cipriano Zapana
Salta y agosto 6 de 1825.
     "Acredite la licencia con que se separó del ejército de que dependía y se proveerá".
                                                                       Rúbrica el Gobernador Arenales.
                                                                                    Doctor Bustamante
                                                                                               Secretario
"Excelentísimo Señor.
     Cónstame ser cierto todo cuanto expone el suplicante, pues fue uno de los que quedaron en un piquete de dragones en clase de sargento de avanzada, cuando la retirada del señor general Rondeau al Tucumán, en donde existió junto con el informante, hasta que por orden del señor general don Manuel Belgrano, se levantó en esta provincia un escuadrón de Granaderos a Caballo, sirviendo dicho piquete de dragones de plantel para la expresada formación. Es cuanto puedo informar en obsequio de la verdad. Salta, agosto 3 de 1825".
                                                                                           Francisco Salas
"Excelentísimo señor:
     Me consta que el suplicante quedó en esta provincia en un piquete que dejó el señor general Rondeau el año 16 cuando se retiró al Tucumán y posteriormente he sabido que este piquete sirvió de plantel al cuerpo de Granaderos a Caballo que formó el finado gobernador don Martín Güemes, más yo ignoro los servicios que haya prestado en él. Salta, septiembre 2 de 1825".
                                                                            Gregorio Aráoz de Lamadrid
(Cit. en Güemes, Luis: "Güemes documentado", Ed. Plus Ultra, T. 8, págs. 196-197).

Los Granaderos a Caballo de Güemes tenían un uniforme vistoso tipo húsar: llevaban chacó con una granada dorada, chupa azul celeste con cuello, bocamangas y bordón rojo; pantalones azul oscuro con galón rojo y botas altas.

Existen numerosos documentos que confirman este uniforme:

"Güemes documentado", T. 8, pág. 113.
"Güemes documentado", T. 8, pág. 94.
"Güemes documentado", T. 8, pág. 109.

Como todo salteño, los Granaderos también vestían el típico poncho.

"Güemes documentado", T. 8, pág. 105.

La vestidura de la silla era azul oscuro con borde rojo. Estaban armados con espada y carabina.

Pieza de colección


La figura exhibida representa a un granadero de Güemes a pie, apoyado sobre su sable. Fue construida en metal y en escala 1/32 (54 mm) por Miguel Escalante Galain: http://miguelesmodemil.blogspot.com.ar/











 

Regimiento de Infantería Ligera "Gerona"


Historia


En 1792, el 3 de Junio, se publica un Reglamento para los dos Regimientos de Infantería Ligera de Cataluña, por el que se reduce la composición de estos de dos a un único Batallón, cambiándoseles la denominación por la de 1er y 2º Batallón de Voluntarios de Infantería Ligera de Cataluña y se forman otros dos, con la misma organización y fuerza, los batallones Voluntarios de Infantería Ligera de Tarragona y de Gerona. Los oficiales de los segundos batallones de los regimientos de Cataluña pasaron a formar la oficialidad de las nuevas unidades.

Cada Batallón se estructuraba en una Plana Mayor y cuatro compañías.

Esta era su organización:

Plana Mayor
 1
 Teniente Coronel
 1
 Sargento Mayor
 1
 Ayudante
 1
 Tambor Mayor
 1
 Capellán
 1
 Cirujano
 1
 Maestro Armero

Y cada compañía estaba compuesta por:


 1
 Capitán 1º
 1
 Capitán 2º
 1
 Teniente 1º
 1
 Teniente 2º
 1
 Subteniente 1º
 1
 Subteniente 2º
 1
 Sargento 1º
 5
 Sargentos 2º
 8
 Cabos 1º
 8
 Cabos 2º
 3
 Tambores
 176
 Voluntarios

Rgto. Infantería ligera de Gerona (1792).

Realmente este cambio de organización supuso para cada unidad una mínima disminución de efectivos pues se pasó de dos batallones de a seis compañías de 68 plazas de prest (816 hombres) a un batallón de 4 compañías de 201.

Para el conjunto del Instituto, sin embargo, con la creación de los dos nuevos batallones, esta reorganización supuso prácticamente doblar sus efectivos.

Para la oficialidad se pasó de un total de 72 oficiales para los dos regimientos a 96 para los cuatro batallones.

Igualmente los capellanes, cirujanos y maestros armeros de los segundos batallones de los regimientos pasaron a serlo de los nuevos batallones.

En resumen se respetaron al máximo los intereses de la Real Hacienda pues con el aumento de solo un tercio de los oficiales esta reforma supuso la duplicación de efectivos.

Cada compañía se dividía en seis escuadras, cada una con un sargento, un cabo primero y otro segundo y 29 voluntarios excepto la primera escuadra, que estaba al mando del sargento primero y tenía 30 hombres en lugar de 29. Los tres tambores se encuadraban en las tres primeras escuadras.

Primero se creó el Batallón de Tarragona, que ya aparece en el Estado Militar de 1793. En el de 1794 ya aparecen ambos batallones.

Con fecha 13 de Noviembre de 1787 se había dispuesto “que aunque á los Regimientos primero y segundo de Cataluña, y al Batallón de Voluntarios de Aragón no se les consideró Música en su formación, por ser de la clase de Tropas ligeras, y sí solo un Tambor en cada Compañía, y el Tambor Mayor; sin embargo, como tambien concurren a las Paradas y otras funciones públicas, tendrán quatro Músicos por cada Batallón, que se embeberán en una plaza de Soldado de las quatro primeras Compañías”.

Desconocemos si esta disposición se mantuvo y por tanto si siguieron existiendo los músicos (pífanos) en estos batallones tras esta reorganización.

Luego de la guerra contra Napoleón, El Regimiento de Infantería ligera "Gerona" pasó a luchas contra los independentistas americanos en el Perú y el Alto Perú. Allí participó de las invasiones realistas a Jujuy entrando en combate con los "Infernales" de Güemes.

Luego de 1815 los Regimientos estaban organizados según el Reglamento del 2 de marzo de 1814, que determinaba la composición de la Infantería en 46 Regimientos de Línea y 12 Batallones Ligeros. Cada Regimiento de Línea constaba de 3 Batallones iguales en pie y fuerza: una Compañía de Granaderos, una de Cazadores y 6 de Fusileros.

En la Infantería Ligera el número de Compañías de cada Batallón era el mismo que la de Línea, y la Compañía constaba de igual número de Oficiales, Sargentos y Cabos, con un Tambor, dos Cornetas y 111 soldados.

El "Gerona" quedó como un Batallón de Infantería Ligera.

Teniente de Infantería en campaña. 1813.


La "chaqueta" militar era como una casaca a la que le hubieran cortado los faldones a la altura casi de la cintura. Provocaba la sorpresa del General Pezuela por el hecho de que era una prenda de la Tropa y no de la Oficialidad, que debía vestir la aristocrática casaca de faldones largos hasta las corvas

La expresión de que la chaqueta era "sin divisa" debe entenderse, no referida a la del empleo del Oficial, sino a la del Regimiento, esto es el color o colores del cuello, bocamanga y vivos en combinación exclusiva para poder reconocer y distinguir a los individuos de una unidad respecto a otra.

Este Oficial está "de Guardia". Lleva dos pequeñas pistolas al cinto y se ha puesto la charretera colgando sólo del botón para que sea algo visible debido a que se cubre con una capa.

Reconstrucción debida al General Pezuela.


Cabo de Carabineros del Regimiento de Infantería Ligera "Gerona". 1819.


En cada Batallón de Infantería Ligera había, como en los de Línea, tres clases de Compañías: la de Carabineros (equivalente a la de Granaderos), la de Tiradores (equivalente a la de Cazadores), y las de Cazadores (equivalentes a las de Fusileros).

Por esta razón este Cabo (un galón blanco en la vuelta de la manga) de Carabineros, lleva como homólogos de Granaderos de Línea, el distintivo de la granada llameante en el antebrazo izquierdo.

En las Ordenanzas se decía: "El Cabo primero y el segundo tendrán una vara sin labrar, del grueso de un dedo regular, y que pueda doblarse, a fin de que el uso de esta insignia que distingue al cabo no tenga malas resultas".

Sobre el castigo, prescribía: "... y en el solo caso de desobedecerle (el Soldado), o responderle con insolencia, le será permitido el castigarle con su vara, pero sin pasar de dos o tres golpes, y estos en la espalda o paraje que no pueda lastimarle gravemente".


Tambor Mayor del Regimiento de Infantería Ligera "Gerona". 1819.


Según refiere Julio Albi en su libro Banderas olvidadas (pág. 360), tropas realistas capturaron los equipajes del General insurgente D. Antonio José de Sucre, pasando su uniforme a ser vestido por el Tambor Mayor de este Regimiento.

En base a esta noticia, las normas de uniformidad y la iconografía de los Generales independentistas se ha elaborado esta lamina.

El uso del uniforme y armas de un ejército enemigo tenía justificación por la escasez de los abastecimientos propios o su exhibición como trofeos de guerra.

En el caso del Tambor Mayor, el cromatismo entraba dentro de lo aceptable, la faja azul sería la mejor bandolera posible, y los bordados de oro al ser diferentes a los de los Generales Realistas, no provocarían confusión en este bando, admitiéndose el conjunto por la fantasía habitual de este tipo de uniformes.

Tan sólo, estimamos, se habrían sustituido las charreteras por las de Tambor Mayor y se habría superpuesto la escarapela roja española.


Piezas de colección


Regimiento de Infantería Ligera de Gerona en su campaña americana, confeccionado en aleación metálica y escala 1/32 (54 mm) por: http://www.msminiaturas.com.ar/

El set se compone de oficiales, fusileros, 1 cazador, abanderado, tambor y tambor mayor (con pistola).









 



















Batallón Gerona vs Infernales de Güemes











Tropas artiguistas (1819)


Historia


El ejército de Artigas –y posteriormente los del Litoral– utilizaba como tropa de línea una extraña combinación de infantería y caballería, o mejor dicho, de infantería montada, táctica muy efectiva que recién pudo ser totalmente desbaratada por un brillante estratega como el general Paz. El mismo describe la rgferida táctica, utilizada por Estanislao López en el combate de La Herradura (17 de febrero de 1819): 
“Serían las dos de la tarde cuando las guerrillas enemigas empezaron a ser reforzadas. Esto siguió en una progresión tan creciente que las nuestras, que eran de caballería, tuvieron que recogerse al campo cercado. Muy luego presentaron su línea, que siguió avanzando, pero que hizo alto para dejar obrar lo que llamaban su infantería. Ésta consistía de unos hombres armados de fusil y bayoneta que venían montados habitualmente, y que sólo echaban pie a tierra en ciertas circunstancias del combate. Nunca formaban cuando estaban desmontados en orden unido, y siempre iban dispersos como cazadores; formaban parejas, y para ello hacían servir sus amistades y relaciones personales, de modo que tenían ese vínculo más para protegerse mutuamente y no abandonarse en el conflicto.

A presencia del enemigo, y sin desmontarse, se desplegaban en guerrilla, y cuando habían llegado a la distancia conveniente echaban pie a tierra, quedando uno con los dos caballos y avanzándose el compañero algunos pasos para hacer fuego, el que continuaba mientras se creía conveniente. Algunas veces se conservaba a caballo el uno, teniendo de la rienda el caballo del que había desmontado.
Soldado de Artigas en 1811 (Figurita de 4,5 x 2,3 cm).

Si eran cargados y se veían precisados de perder terreno, saltaban en sus caballos con rara destreza, y antes de un minuto habían desaparecido; si, por el contrario, huía el enemigo, montaban con igual velocidad para perseguirlo; y entonces obraban como caballería, por más que sus armas no fuesen las más adecuadas. Esta era la famosa táctica de la infantería de Artigas, con la que había triunfado de los ejércitos de Buenos Aires, y que a juicio de aquellos caudillos, era el último esfuerzo del ingenio humano. Es por demás decir que esta operación de su infantería era sostenida por cuerpos de caballería, que conservaban generalmente a su inmediación” (Paz, José María: “Memorias Póstumas”; Ed. Estrada, 4 vols., Bs. As. 1957, T. II; pp. 9-11).

Pieza de colección


La figura exhibida es un soldado "de infantería" artiguista confeccionado en escala 1/32 (54 mm) por Miguel Escalante Galain: http://miguelesmodemil.blogspot.com.ar/












El negro Falucho (1824)


Historia


A principios de 1824, Bolívar dispuso que los restos del Ejército de los Andes y otros cuerpos chilenos y peruanos en menor número, fueran destinados a la guarnición de los castillos de El Callao. 

La situación de los argentinos era en verdad triste. Luego de diez años de campañas, desnudos, impagos, hambrientos, y huérfanos del Gran Capitán, pedían regresar a la Patria sin ser escuchados porque "no tenemos un gobierno central que nos ampare" 

Sus peticiones fueron repetidamente desatendidas hasta que, en la noche del 4 al 5 de febrero se sublevó la guarnición de El Callao mayoritariamente integrada por negros libertos de las Provincias Unidas y Chile cuyas numerosas bajas, luego de duras campañas, habían sido reemplazadas por esclavos peruanos.

El motín se convirtió en sublevación cuando fracasaron las tratativas por haberse enterado los cabecillas que sus interlocutores, pretendiendo ceder a las demandas con falsas promesas, planeaban una maniobra destinada a enviarlos a prisión. 

Los españoles que se encontraban detenidos en las prisiones de la fortaleza, persuadieron a los amotinados de que la única salida que tenían para salvarse del pelotón de fusilamiento, era pasarse a las filas del Rey. Así lo hicieron, enarbolando la bandera española con una salva de los cañones de toda la guarnición. 

La tropa, en su mayoría, ignoraba el desenlace a que se orientaba la medida de fuerza y, cuando se fue conociendo, comenzaron las demostraciones de disconformidad. Pero sus protestas se fueron apagando por las severas medidas que se tomaron al efecto. 

Uno de esos negros, se resistió con energía a rendirle honores al pabellón español y fue fusilado en el acto. Sus compañeros le llamaban Falucho. No fue el único en pagar con la vida su lealtad a la Patria.

Los demás se han perdido injustamente en la bruma de la Historia.

El negro Falucho muere defendiendo la bandera
argentina. Dibujo de Francisco Fortuny.

Falucho en el relato de Mitre


"En la noche del 6 de febrero (de 1824), subsiguiente a la de la sublevación, hallábase de centinela en el torreón del Real Felipe un soldado negro, del regimiento Río de la Plata, conocido en el ejército de los Andes con el nombre de guerra de Falucho". 

"Era Falucho un soldado valiente, muy conocido por la exaltación de su patriotismo, y sobre todo, por su entusiasmo por cuanto pertenecía (por todo lo relacionado) a Buenos Aires. 

Como uno de los tantos que se hallaban en igual caso, había sido envuelto en la sublevación, que hasta aquel momento no tenía mas carácter que el de un motín de cuartel". 

"Mientras que aquel oscuro centinela velaba en el alto torreón del castillo, donde se elevaba el asta-bandera, en que hacía pocas horas flameaba el pabellón argentino (ver a), Casariego (ver b) decidía a los sublevados a enarbolar el estandarte español en la oscuridad de la noche, antes que se arrepintiesen de su resolución". 

nota (a) = La bandera debió ser la peruana. Había otros cuerpos que eran chilenos. Ambos auxiliares. 
nota (b) = Coronel español prisionero en el Real Felipe y liberado por Moyano y Oliva, cabecillas del motín, quienes fueron convencidos por Casariegode la conveniencia de pasarse a las filas del Rey. 

"Sacada la bandera española de la sala de armas, donde se hallaba rendida y prisionera, fue llevada en triunfo hasta el baluarte de casamatas, en donde debía ser enarbolada primeramente, afirmándola con una salva general de todos los castillos". 

"Faltaba poco para amanecer, los primeros resplandores de la aurora iluminaban el horizonte y el mar Pacífico estaba sereno. 

En aquel momento se presentaban ante el negro Falucho los que debían enarbolar el estandarte, contra el que combatían después de catorce años". 

"A su vista el noble soldado, comprendiendo su humillación, se arrojó al suelo y se puso amargamente a llorar, prorrumpiendo en sollozos. Los encargados de cumplir lo ordenado por Moyano, admirados de aquella manifestación de dolor, que acaso interpretaron como un movimiento de entusiasmo, ordenaron a Falucho que presentase el arma al pabellón del Rey que se iba a enarbolar".

Monumento al negro Falucho. Regimiento de
Infantería Mecanizada de Comodoro Rivadavia.

- Yo no puedo hacer honores a la bandera contra la que he peleado siempre - contestó Falucho con melancólica energía, apoderándose nuevamente del fusil que había dejado caer. 
- ¡Revolucionario! ¡Revolucionario! - gritaron varios a un mismo tiempo. 
- ¡Malo es ser revolucionario, pero peor es ser traidor! - (ver c) exclamó Falucho con el laconismo de un héroe de la antigüedad; tomando su fusil por el cañón, lo hizo pedazos contra el asta-bandera, entregándose nuevamente al mas acerbado dolor". 
(b) nota de Mitre: "Todos estos detalles y palabras, como los demás que se leerán, son rigurosamente históricos". 

"Los ejecutores de la traición, apoderándose inmediatamente de Falucho le intimaron que iba a morir y haciéndole arrodillarse en la muralla que daba frente al mar, cuatro tiradores le abocaron a quemarropa sus armas al pecho y a la cabeza. Todo era silencio y las sombras flotantes de la noche aún no se habían disipado". 

"En aquel momento brilló el fuego de cuatro fusiles, se oyó su detonación, resonó un grito de ¡Viva Buenos Aires! y luego, entre una nube de humo, se sintió el ruido sordo de un cuerpo que caía al suelo. 

Era el cuerpo ensangrentado de Falucho, que caía gritando ¡Viva Buenos Aires! 
¡Feliz el pueblo que tales sentimientos puede inspirar al corazón de un soldado tosco y oscuro!" 

"Así murió Falucho, como un guerrero digno de la República de Esparta, enseñando cómo se muere por sus principios y cómo se protesta bajo el imperio de la fuerza. Para enarbolar la bandera española en los muros del Callao, fue necesario pasar por encima de su cadáver. 

Se enarboló al fin, pero salpicada con su sangre generosa, y aún tremolando orgullosamente en lo alto del baluarte, el valiente grito de ¡Viva Buenos Aires! fue la protesta del mártir contra la traición de sus compañeros. Esa protesta fue sofocada por el estruendo de la artillería en los baluartes del Callao". 

"Falucho había nacido en Buenos Aires, y su verdadero nombre era Antonio Ruiz. Pocos generales han hecho tanto por la gloria como ese humilde y obscuro soldado que no tuvo un sepulcro y cuyo nombre todavía no ha sido registrado en la historia de su patria"

¿Existió realmente Falucho?


Aunque Mitre declara que "todos los detalles y palabras que registra en su relato son rigurosamente históricos", José María Rosa lo pone en duda diciendo: "el episodio del negro Falucho, relatado por Mitre, carece de prueba documental". Al igual que éste, otros autores han negado la versión con fundamentos no desatendibles, como veremos mas adelante. 

La polémica sobre la existencia de Falucho fue iniciada por un artículo aparecido el 25 de enero de 1925 en la revista El Hogar, que tenía por título "El negro Falucho no existió jamás". 

Para nosotros, la duda fundamental se basa en que Mitre, al asegurar que "todos los detalles y palabras" que registra en su relato son "rigurosamente históricos", nos hace pensar que solo pueden haber sido transmitidos por testigos presenciales, es decir, los autores del hecho. 

Sobre la existencia de un Falucho no deberíamos tener dudas: en carta de Guillermo Miller a San Martín fechada en Lima el 20 de agosto de 1830, le comenta "es muy recomendable la memoria que le conservan (a Ud.) sus antiguos soldados: entre ellos se ha distinguido el morenito Falucho, que era de la Compañía Cazadores del Nº 8 y que tomó una bandera en Maypú".


En la respuesta a la anterior, que envía desde París con fecha 10 de julio de 1831, San Martín le expresa: "Le aseguro que he tenido una verdadera satisfacción con la noticia que me da del célebre y nunca bien ponderado Falucho". 

Si Miller lo ha encontrado en Lima, si San Martín lo recuerda, y lo recuerda como "célebre", no hay dudas: Falucho existió. 

Hay otra mención todavía. En carta de Tomás Guido a Manuel Olazábal de fecha 18 de febrero de 1864 le comenta: "Recuerdo perfectamente que el soldado Falucho pertenecía al Nº 8". 

Habían pasado cuarenta años, y todavía lo recuerda perfectamente!


También se sabe con seguridad que, ciertamente, murió en El Callao heroicamente un soldado negro que no quiso rendir homenaje a la bandera realista. ¿Ese soldado se llamaba Falucho? No lo sabemos. Tal vez, Mitre quiso homenajear en un nombre y un hecho histórico verídico a aquellos soldados libertos que lucharon valientemente por nuestra independencia. Y así, al dotar de nombre al protagonista del heroico relato, se logra un efecto mucho mayor sobre los lectores, quienes, de esta manera, se identifican con este mártir de la patria.

Como sea, mito o realidad, el negro Falucho forma parte de nuestra historia por derecho propio, en representación de todos aquellos esclavos libertos que derramaron su sangre por la causa de la libertad americana.

Uniforme


La reconstrucción del uniforme del negro Faluchgo resultó harto difícil atento la falta de datos y las imágenes contradictorias que circulan.

Para algunos, su uniforme era azul, como los del Regimiento N° 8 del Ejército de los Andes, que es el que se ha tomado para la pieza exhibida, o el Regimiento de Infantería 1 "Patricios" de Buenos Aires.

Otros lo representan con el uniforme rojo que se atribuye a los batallones morenos.

El negro Falucho, con uniforme del Regimiento de Infantería 1
"Patricios" de Buenos Aires.
El negro Falucho por Eleodoro Marenco.
Con chaqueta roja de los batallones de morenos.

El negro Falucho


Duerme el Callao. Ronco son
hace del mar la resaca,
y en la sombra se destaca
del real Felipe el Torreón.
En él está de facción,
porque alejarle quisieron,
un negro de los que fueron
con San Martín, de los grandes,
que en la pampa y en los Andes
batallaron y vencieron.

Por la pequeña azotea
Falucho, erguido y gentil,
echado al hombro el fusil,
lentamente se pasea;
piensa en la patria, en la aldea
donde dejó el hijo amado,
donde, en su hogar desolado,
triste le aguarda la esposa,
y en Buenos Aires, la hermosa,
que es su pasión de soldado.

Llega del fuerte a su oído,
rumor de voces no usadas,
de bayonetas y espadas
agudo y áspero ruido;
Un “¡Viva España!” seguido
de un otro ¡Viva Fernando!
y está Falucho dudando
si dan los gritos que escucha
sus compañeros de lucha,
o si está loco o soñando.

Desde los Andes, el día,
que ciñe en rosas la frente,
abierta el ala luciente
hacia los mares caía,
cuando Falucho, que ansía
dar un viva a su manera,
como protesta altanera
contra menguadas traiciones,
izó nervioso, a tirones,
la azul y blanca bandera.

—"¡Por mi cuenta te despliego—
dijo airado—, y de esta suerte,
si a tus pies está la muerte,
a tu sombra muera luego!—.
Nació el sol: besos de fuego
dióla en rayas de carmín,
Rodó el mar desde el confín
un instante estremecido,
y en la torre quedó erguido
el negro de San Martín.

No bien así desplegados
nuestros colores lucían,
por la escalera subían
de tropel los sublevados.
Ven a Falucho, y airados
hacia él se precipitan:
—¡Baja ese trapo! —le gritan
¡y nuestra enseña enarbola!...—
¡Y es la bandera española
la que los criollos agitan!

Dobló Falucho, entretanto
la oscura faz sin sonrojos,
y ante aquel crimen, sus ojos
se humedecieron de llanto.
Vencido al punto el quebranto,
con fiero arranque exclamó:
—¿Enarbolar ésa yo,
cuando está aquélla en su puesto!...—
Y un juramento era el gesto
con que el negro dijo: —¡No!—.

Con un acento glacial
en que la muerte predicen:
—¡Presenta el arma! –le dicen–
al estandarte real—.
Rotos por la orden fatal
de la obediencia los lazos,
alzó el fusil en sus brazos
con un rugido de fiera,
y contra el asta—bandera
lo hizo de un golpe pedazos.

Ante la audacia insolente
de esa acción inesperada,
la infame turba excitada,
gritó: —¡Muera el insurgente!—.
Y asestados al valiente
cuatro fusiles brillaron:
—¡Ríndete al Rey! —le intimaron,
mas como el negro exclamó:
—¡Viva la Patria y no yo!—,
los cuatro tiros sonaron.

Uno, el más vil, corre y baja
el estandarte sagrado,
que cayó sobre el soldado
como gloriosa mortaja.
Alegres dianas la caja
de los traidores batía,
El Pacífico gemía
melancólico y desierto,
y en la bandera del muerto
nuestro sol resplandecía.

(Rafael Obligado)


"El negro de San Martín" (Los Indios Tacunau).

Pieza de colección


El negro Falucho con la bandera argentina en el momento previo a su muerte. Figura confeccionada en escala 1/32 (54 mm) por el modelista Juan Manuel Valea:   https://www.facebook.com/modelismo.medida/
























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